Cuenta la historia que, muy de vez en
cuando, un extraño suceso ocurre.
Se trata del simpático tropiezo de dos
fuentes de energía que emanan la misma frecuencia en todo cuanto las
caracteriza.
Al colisionar, comienzan a danzar de un
modo realmente inexplicable. Tan solo con baratos ejemplos podríamos
hacernos una idea de en qué consiste la inconmensurable paz en la
que coexisten desde el primer hasta el último instante de sus
existencias.
Y puesto que la existencia es eterna,
basta con ejemplificar como primer punto que reducen la inmensa
infinidad de posibilidades hasta la más mínima expresión. De ese
modo una simple mirada, una simple caricia o un simple susurro
contienen la energía suficiente como para hacerlos relajarse hasta
el más delicioso extremismo budista, o bien encenderse con la pasión
más desatada imaginable. O ambas cosas a la vez.
Cuenta la historia que, muy de vez en
cuando, eso sucede.
Las almas comienzan su danza eterna
algo confusas al principio ante tan innegable atracción, tan
inexplicable unión, tan delicioso baile. Se sumen en la más
preciosa melodía, aquella que lo engloba todo, que es la misma
existencia, pudiendo hacer el amor con música clásica o hardcore,
pudiendo pelearse con guitarra acústica o pluma, tinta y papel. El
universo entero se rinde a sus pies pues no hay nada más bonito que
la creación del multiverso, y ellos simbolizan la unión en su
estado más primerizo, puro y bello.
Cuenta la historia que, muy de vez en
cuando, dos personas interpretan a ciegas este texto.
Lo hacen mediante las sensaciones,
sumidos en el oscuro túnel que representa la tramposa vida que les
ha tocado vivir, descubriendo súbitamente un farolillo de luz en la
oscuridad, que ya por siempre jamás habrá de acompañarlos mientras
a través de su danza van brillando más y más, como estrellas
gemelas que quieren convertirse en un solo sol que todo lo ilumine,
buscándose, encontrándose, separándose sin olvidarse y volviéndose
a buscar y encontrar.
Así funciona lo eterno y lo infinito.
Así lo resumen dos almas gemelas al
encontrarse.
Así de perfecto suena todo cuando al
fin das, no con el sentido de tu vida, sino con el sentido de tu
existencia. Pues, cuando eso ocurre, vengan los golpes que vengan,
ahí estará el farolillo, el pequeño haz de luz de esa unión, para
iluminar cualquier oscuro sendero que tenga que ser recorrido.
Cuenta la historia que, muy de vez en
cuando, un joven se permitía soñar con que encontraría eso.
Cuenta la historia que, muy de vez en
cuando, una joven soñaba con saborear eso.
Cuenta la historia que, muy de vez en
cuando, suceden milagros.
Con todo mi amor, para usted, mi dulce
alma gemela.