Cuando un gordo
ataviado con camiseta blanca ceñida y tirantes se acerca correteando
hacia ti escupiendo una llamarada de un metro de su boca.
Cuando mujeres que
hacen sonar sus tacones, esgrimiendo un látigo eléctrico contra ti.
Cuando indeseables
de la calle se abalanzan sobre ti, armados con bates, cuchillos,
tuberías y todo lo que el lugar aporte.
Cuando innumerables
motocicletas hacen rugir sus motores antes de envestirte, desde las
cuales vuelan granadas en un espectáculo ensordecedor del que debes
salir a mamporro limpio.
Cuando todas esas
circunstancias se dan, una detrás de otra, entonces la comida
resulta más que bienvenida.
Axel Stone se
encontraba frente a un pollo asado entero, de una pinta estupenda. Al
pasar por encima de él, sintió como su energía se restauraba por
completo.
Tuvo más que claro
lo que debía hacer.
Se dirigió a donde
Blaze, a la desesperada, trataba de liquidar a un kickboxer que se
había aliado con varios ninjas. Acorralada, lanzaba ondas de
energía, a punto de desfallecer.
Al pasar por su
lado, Axel se agachó y lanzó un puñetazo que lamió con fuego el
asfalto que precedía al grupo de enemigos.
Cuando se dieron
cuenta, ya era demasiado tarde. El puñetazo se fue elevando hasta
lanzarlos a todos por los aires, abatiéndolos dado el castigo físico
al que se habían visto expuestos en su intento de aniquilar a su
bella y feroz compañera.
Por último, derribó
una máquina recreativa cercana.
Una apetitosa
manzana estaba oculta en su interior.
Se apartó, pues
Blaze se acercaba con una resolución y una mirada que hacía suya
esa comida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario