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La tormenta había cesado, dejando en
su lugar una nevada que ya hacía un buen rato había ido
disminuyendo de intensidad.
Lo suficiente como para que Quim Gascón
hubiese cruzado meditabundo el puente que llevaba todo el día
acordonado. La policía no había encontrado nada en la zona donde la
joven Nuria había desaparecido.
Estaba muy oscuro en aquella noche de
invierno, ya que Quim se encontraba en el interior de la cueva que
había perturbado sus pensamientos durante la tarde que había pasado
en la taberna del camping.
Su gabardina marrón claro se mecía
ante la fuerte y fría brisa que penetraba la entrada de la pequeña
cueva. Se echó las manos entrelazadas a la boca y exhaló generando
una considerable nube de vapor, al tiempo que se frotaba las manos y
meditaba acerca de por qué se había sentido tan observado cuando
por la mañana detuvo su mirada en la entrada.
Allí no había nadie, ninguna bestia
siquiera que se refugiase de las inclemencias del tiempo.
Al salir de la cueva, miró en
dirección al puente solitario donde imaginó a Nuria sumida en sus
pensamientos.
Pese a que la nieve que caía
desplazando copos en todas direcciones fruto de la pequeña ventisca
que estaba aconteciendo, pudo distinguir bajo el brillo de una de las
farolas que peinaban la carretera como dos jóvenes se dirigían
hacia su posición.
No se percató de que, a su espalda,
una sombra perfectamente disimulada con la oscuridad del interior de
la cueva se revolvió por un instante dejando caer al suelo una araña
de considerable tamaño que siguió su camino por el suelo de ésta.
Nadya dejaba que las lágrimas se
deslizaran por su rostro mientras asía fuerte el brazo de su amiga
Anna.
– En el fondo es un buen chico,
Nadya, tú lo sabes. – Anna daba pequeñas palmadas en el abrigo
grueso de Nadya en señal de apoyo.
– ¡Pero siempre tiene que estar
dando el espectáculo por el maldito alcohol! – Agitaba sus manos
mientras lo gritaba, más presa de la histeria que de el intenso
frío.
Jose había decidido ante el temor de
Anna a coger el coche que pasarían la noche en el camping, y habían
alquilado uno de los bonitos bungalows que por suerte estaban
disponibles.
A todos les hizo ilusión ver el
interior de éste cuando una empleada del camping les había abierto
la puerta entregándoles la llave mientras encendía un gran estufa
para que el piso de madera entrase rápidamente en calor.
Por un momento Nadya olvidó que Peter
había vuelto a beber una vez pisaron la taberna del camping y no
había dejado de hacerlo en ningún momento hasta el punto de tener
que agarrarlo más de una vez para que no se cayese rumbo al
bungalow.
Pero lo cierto era que una vez
instalados él y Jose habían ido a la taberna y Peter se había
hecho con un par de botellas de vodka que habían conducido la
situación al punto en el que se encontraba ahora.
Con Nadya saliendo llorando del
bungalow en cuanto su novio comenzó a perder el control y decir
auténticas barbaridades y Anna acompañándola a aparentemente
ninguna parte. Habían salido incluso del camping y ahora se
encontraban caminando en plena noche por la carretera que atravesaba
el pequeño pueblo.
– Peet se toma las vacaciones como si
tuviese que evadirse... – Dijo inspirando con fuerza con voz
temblorosa. – ¡Y lo entiendo! – Prosiguió, esta vez clavando
sus ojos notablemente abiertos, casi suplicantes, en los de su amiga
– Pero Anna, parece que quiera evadirse incluso de mi...
Anna sonrió de un modo cómplice
viendo que a Nadya ya se le estaba pasando el arranque de
desesperación.
– Jose estará hablando con él,
seguro. – Argumentó. Su novio y Peter siempre lo pasaban genial y
por lo general bebían, pero Jose estaba al tanto de que su amigo
podía acabar teniendo un serio problema y cada vez que podía
charlaba con él al respecto.
De pronto mientras Nadya se disponía a
abrazar a su amiga en señal de agradecimiento, ésta frunció el
ceño y alzó extrañada la cabeza en dirección a la carretera que
en algún punto se difuminaba totalmente con el cercano horizonte
teñido de nieve.
– ¿Has oído eso? – La voz de Anna
resonó en un instante en el que la ventisca pareció detenerse de
repente.
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La cosa se va poniendo interesante, sí señor. Ese final me ha dejado con ganas de más (¡malvado!), pero eso es lo que me gusta de los finales de capítulo. Eso sí, me has dejado muy intrigada con Quim. ¿Le pasará algo?
ResponderEliminarEstoy deseando leer el siguiente *-*
Jeje ¡Me alegro de que detectes maldad intrigante en estos inicios de la historia!
EliminarCreo que pronto va a suceder algo... Quizá en el siguiente, que ya está próximo ;)
Un saludo R.
Siempre nos dejas con la intriga y si es bueno. Tengo ganas de ver cómo continúa y lo que más me intriga es los cuatro amigos.
ResponderEliminarDe momento son tres las subtramas que hay sobre la mesa... Me alegro de que tengas esas ganas de continuar.
Eliminar¡Un abrazo Silvia! :D
Parece que sigues queriendo que estemos en vilo, contínuamente. Ya me gusta.
ResponderEliminarDe momento sí jeje, a ver si pronto se empiezan a dar algunos golpes sobre la mesa ^^
Eliminar¡Espero que el siguiente también te guste! Lo tengo casi a punto :3
Un abrazo Concepción, gracias por leer y comentar :)