sábado, 12 de diciembre de 2015

El Altar: Capítulo IV



Para saber dónde está alojada la imagen clicka aquí

Para leer el capítulo anterior clicka aquí


La tormenta había cesado, dejando en su lugar una nevada que ya hacía un buen rato había ido disminuyendo de intensidad.
Lo suficiente como para que Quim Gascón hubiese cruzado meditabundo el puente que llevaba todo el día acordonado. La policía no había encontrado nada en la zona donde la joven Nuria había desaparecido.
Estaba muy oscuro en aquella noche de invierno, ya que Quim se encontraba en el interior de la cueva que había perturbado sus pensamientos durante la tarde que había pasado en la taberna del camping.
Su gabardina marrón claro se mecía ante la fuerte y fría brisa que penetraba la entrada de la pequeña cueva. Se echó las manos entrelazadas a la boca y exhaló generando una considerable nube de vapor, al tiempo que se frotaba las manos y meditaba acerca de por qué se había sentido tan observado cuando por la mañana detuvo su mirada en la entrada.
Allí no había nadie, ninguna bestia siquiera que se refugiase de las inclemencias del tiempo.
Al salir de la cueva, miró en dirección al puente solitario donde imaginó a Nuria sumida en sus pensamientos.
Pese a que la nieve que caía desplazando copos en todas direcciones fruto de la pequeña ventisca que estaba aconteciendo, pudo distinguir bajo el brillo de una de las farolas que peinaban la carretera como dos jóvenes se dirigían hacia su posición.
No se percató de que, a su espalda, una sombra perfectamente disimulada con la oscuridad del interior de la cueva se revolvió por un instante dejando caer al suelo una araña de considerable tamaño que siguió su camino por el suelo de ésta.

Nadya dejaba que las lágrimas se deslizaran por su rostro mientras asía fuerte el brazo de su amiga Anna.
– En el fondo es un buen chico, Nadya, tú lo sabes. – Anna daba pequeñas palmadas en el abrigo grueso de Nadya en señal de apoyo.
– ¡Pero siempre tiene que estar dando el espectáculo por el maldito alcohol! – Agitaba sus manos mientras lo gritaba, más presa de la histeria que de el intenso frío.
Jose había decidido ante el temor de Anna a coger el coche que pasarían la noche en el camping, y habían alquilado uno de los bonitos bungalows que por suerte estaban disponibles.
A todos les hizo ilusión ver el interior de éste cuando una empleada del camping les había abierto la puerta entregándoles la llave mientras encendía un gran estufa para que el piso de madera entrase rápidamente en calor.
Por un momento Nadya olvidó que Peter había vuelto a beber una vez pisaron la taberna del camping y no había dejado de hacerlo en ningún momento hasta el punto de tener que agarrarlo más de una vez para que no se cayese rumbo al bungalow.
Pero lo cierto era que una vez instalados él y Jose habían ido a la taberna y Peter se había hecho con un par de botellas de vodka que habían conducido la situación al punto en el que se encontraba ahora.
Con Nadya saliendo llorando del bungalow en cuanto su novio comenzó a perder el control y decir auténticas barbaridades y Anna acompañándola a aparentemente ninguna parte. Habían salido incluso del camping y ahora se encontraban caminando en plena noche por la carretera que atravesaba el pequeño pueblo.
– Peet se toma las vacaciones como si tuviese que evadirse... – Dijo inspirando con fuerza con voz temblorosa. – ¡Y lo entiendo! – Prosiguió, esta vez clavando sus ojos notablemente abiertos, casi suplicantes, en los de su amiga – Pero Anna, parece que quiera evadirse incluso de mi...
Anna sonrió de un modo cómplice viendo que a Nadya ya se le estaba pasando el arranque de desesperación.
– Jose estará hablando con él, seguro. – Argumentó. Su novio y Peter siempre lo pasaban genial y por lo general bebían, pero Jose estaba al tanto de que su amigo podía acabar teniendo un serio problema y cada vez que podía charlaba con él al respecto.
De pronto mientras Nadya se disponía a abrazar a su amiga en señal de agradecimiento, ésta frunció el ceño y alzó extrañada la cabeza en dirección a la carretera que en algún punto se difuminaba totalmente con el cercano horizonte teñido de nieve.
– ¿Has oído eso? – La voz de Anna resonó en un instante en el que la ventisca pareció detenerse de repente.


Para leer el siguiente capítulo clicka aquí

Para leer el capítulo anterior clicka aquí

6 comentarios:

  1. La cosa se va poniendo interesante, sí señor. Ese final me ha dejado con ganas de más (¡malvado!), pero eso es lo que me gusta de los finales de capítulo. Eso sí, me has dejado muy intrigada con Quim. ¿Le pasará algo?

    Estoy deseando leer el siguiente *-*

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jeje ¡Me alegro de que detectes maldad intrigante en estos inicios de la historia!
      Creo que pronto va a suceder algo... Quizá en el siguiente, que ya está próximo ;)
      Un saludo R.

      Eliminar
  2. Siempre nos dejas con la intriga y si es bueno. Tengo ganas de ver cómo continúa y lo que más me intriga es los cuatro amigos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De momento son tres las subtramas que hay sobre la mesa... Me alegro de que tengas esas ganas de continuar.
      ¡Un abrazo Silvia! :D

      Eliminar
  3. Parece que sigues queriendo que estemos en vilo, contínuamente. Ya me gusta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De momento sí jeje, a ver si pronto se empiezan a dar algunos golpes sobre la mesa ^^
      ¡Espero que el siguiente también te guste! Lo tengo casi a punto :3
      Un abrazo Concepción, gracias por leer y comentar :)

      Eliminar