Belleza hostil en los acantilados

Belleza hostil en los acantilados:

Audiorelato inspirado por compases del videojuego Uncharted 4, que me llenaron de recuerdos de infancia por los acantilados de Cap Salou en días de tormenta.

Relato:

Era un día tormentoso.

El cielo nublado y el fuerte viento que peinaba la zona cargaba el ambiente de melancolía y desazón.

Pero no para Matthew.

Para él, todo estaba impregnado de un fuerte optimismo heredado de tiempos pasados, cuando aún ni era mayor de edad y solía acudir a ese lugar para aclarar sus ideas.

Recordaba que, en esos días, conversaba con el mar.

Perdía su vista en su oleaje hasta ver como el horizonte lo escondía a lo lejos confundiéndolo con los nubarrones.

Ya entonces conocía tanto la zona de acantilados que se sentía incluso en su hogar.

Pequeñas grandes aventuras tenían lugar mientras pasaba las horas alternando exploración y contemplación.

Las escaladas y descensos por los escarpados acantilados le brindaban siempre esos lugares privilegiados donde detener su mirada para posarla en el mar, a quien consideraba su amigo.

Uno de esos días de lluvia y mala mar le preguntó:

-- ¿Sabes lo que me depara el futuro? --

Y súbitamente sintió que debía hundir sus pies en el agua, pues hasta ese bajo nivel le había llevado su camino.

Al hacerlo, la respuesta le llegó en forma de sensación.

Era como si del mismo modo que en esos días la hostilidad del ambiente albergan belleza, en cierta forma su futuro iba a quedar impregnado de esa tormenta imperecedera durando largo tiempo.

De su belleza, aunque también de su pesar.

Ahora, muchos años después Matthew contemplaba de nuevo los acantilados lamidos por el mar, algo temeroso de lanzarse de nuevo a cualquier tipo de conversación.

Sin embargo, una gran ola estrelló su espuma contra una roca, y el viento condujo generosos restos hasta el rostro de Matthew.

Sonrió. Pese a la imponente escena que lo envolvía, entrecerró cómplice los ojos, ya que de nuevo se había sentido acompañado por su peculiar amigo.