LUZ
Las cristalinas
aguas del mar que rodeaba las Islas del Destino relucían bajo la
intensa luz del sol que esa mañana parecía ir en consonancia al
buen humor de Sora.
Kairi como siempre
ganaba la carrera en la que estaban inmersos los tres amigos.
Eso
era así porque tanto Riku como Sora estaban sumidos en intentar
tirarse al suelo mútuamente.
Mientras, en Ciudad
de Paso, la noche cerrada hacía relucir más aún si cabe a los
numerosos farolillos que, meticulosamente repartidos por el poblado,
otorgaban al lugar un mágico aspecto.
Algunos sincorazón,
criaturas nacidas de la oscuridad, ya hacían amago de deambular por
sus calles en los aciagos tiempos en los que el rey Mickey Mouse
había desaparecido.
Acumulando polvo, la Nave Gumi
esperaba ser descubierta, ansiosa por viajar a esos parajes que se
encontraban en un serio apuro.
Simba contemplaba el horizonte
desde la cúspide de la gran roca que era su hogar. La puesta de sol,
que desde la inmensa lejanía bañaba de luz sus dominios, no hacía
sino resaltar la vasta oscuridad que crecía en sus confines.
Agrabah
por su parte veía amanecer un nuevo día, mientras Aladdín
efectuaba cabriolas entre tendederos y balcones.
En las
profundidades marinas, Ariel sentía un rumor interno que mecido por
la corriente, parecía indicarle la proximidad de una gran
aventura.
Solo es una pizca, una nimia aproximación a los
prolegómenos de lo que estaba por venir.
De pronto Sora,
dando por perdida la carrera, se quedó mirando fijamente el lejano
horizonte, donde una ola parecía indicar un final… Que en verdad
era solo el comienzo.
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