Pues ya han pasado 6
meses.
Seis meses sin
alcohol.
Medio año
desintoxicado.
Desde la psiquiatría
y la psicología remarcan bien fuerte este tiempo como esencial para
poder tener en cuenta que uno va en serio, que realmente se empieza a
dejar atrás el infierno de la adicción.
En estos seis meses,
in crescendo y de modo exponencial, se han ido sumando, entrelanzando
y superponiendo proyectos de toda índole en mi vida que hoy son toda
una realidad.
No es eso lo que más
me alegra.
Lo que más me
alegra son las personas que han regresado a mi vida con fuerza, las
que he he encontrado en el camino y se han quedado a mi lado y las
que miran con ojos críticos pero constructivos lo que hago.
Para ellas va este
texto, esta medalla otoñal que ya, pase lo que pase, guardaré como
oro en paño en lo más profundo de mi corazón.
Por lo pronto
prefiero poner la mirada en el horizonte que revolcarme en las aguas
del pasado que, aunque cristalinas, ya han cumplido su cometido.
Seis meses más.
¿Navegaréis
conmigo hacia el año?
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