viernes, 6 de junio de 2014

Miradas profundas


¿Qué se oculta tras esa mirada, tan oscura y profunda como si de un enigma se tratase?
Cuando te plantas frente a ella, te sientes acompañado, observado por un ser humano con ciertas capacidades especiales. No son unos ojos que delaten odio, rabia, ira ni ninguno de esos sentimientos. Simplemente muestran, se les escapa por la mirada todo lo bueno que hay en ese vital corazón.

Una mirada viva, concentrada en sus propios objetivos pero generosa con todo el mundo. Con miradas así ante ti podrías pasarte en Babia el tiempo que fuese, como si el espectáculo de belleza de una mirada atractiva y enigmática fuese incluso tan maravilloso que las palabras quedasen obsoletas en tal escenario de acontecimientos.
Te cuesta abandonar el contacto visual, porqué deseas ofrecer a esa impresionante mirada que tienes enfrente todo el material que pueda reunir a través de lo que, tras esos ojos, se estuviese entreviendo.
Pero es la hora, algo interrumpe el ritual, y tanto esa mirada como la mía propia deben separarse para seguir su propio camino, no sin antes prometerse que ya nunca dejarían de cruzarse espontáneamente y quererse el uno al otro.

¿Basta con una simple mirada el provocar tal cascada de sentimientos? Son todos sentimientos que guardamos en lo más profundo de nuestro ser. Al ser sentimientos puros, resulta realmente lógico que estos afloren y aniden en nuestra memoria, siempre esperando una nueva oportunidad para nadar en los mares de esa profunda mirada.
Son aguas limpias y calmadas, en un estanque donde parece no cabe esperar violentas tormentas ni volcanes que escupen fuego.

Mi propia mirada ha sufrido muchas alteraciones. Yo he visto esas tormentas, me he acercado a la mismísima lava del gran volcán del odio y el miedo. Aún así, de algún modo, he logrado recuperarme y conmigo ha regresado mi mirada. Aprovecha las oportunidades como si del último suspiro se tratasen, identificando y perdiéndose en cada mirada profunda que le invita a hacerlo.

En ocasiones perderse en una mirada es como dirigir la vista al espacio exterior. No entiendes demasiado pero no puedes dejar de afirmar que el espectáculo de belleza al que estás asistiendo es único e irrepetible. La guadaña que nos espera a todos no tiene a bien resguardarnos de su segada otorgándonos más vida, sino que mantiene intacta la jungla de lo que siguen conformando todos los seres humanos.

Hay miradas profundas que exhalan malos sentimientos. Miradas que merecerían más protagonismo, pero considero que ya tienen el protagonismo suficiente en la vida por donde pasean.
Este es el homenaje a todas esas oscuras miradas que pertenecen a casi ángeles en vida.
De modo que, hablando de miradas profundas, no deberíamos pasar por alto que si tan solo armados con ellas los seres humanos pueden aportar compañía al prójimo, esas miradas son un don, seguramente desarrollado a lo largo de una vida regida por algún tipo de profunda dolencia.

Hay que ayudar a las miradas profundas sencillas, desnudas e inocentes siempre que se pueda, pues no representan más que la última defensa a un corazón ya cansado de sufrir.
Yo recientemente me he topado con una bien especial, y trato de mimarla y regarla para saber de que historia está hecha, cuales son sus actuales sentimientos enfrentados.
Es como meterse en un lago en calma a nadar unos minutos sintiendo como todo lo bueno de nuestra especie te observa y te acompaña.


Lo cierto es que, en ocasiones, te topas con una mirada profunda, y eso es lo mismo que dar con un tesoro, pues incluso en su fría definición podemos intuir que, mientras haya vida en esos ojos, saldrá a relucir todo lo infinitamente especial que se esconde tras ellos.

2 comentarios: