domingo, 10 de mayo de 2015

Una chispa en la oscuridad



Caminando entre sombras, vagando por la oscuridad.
La vista se enturbia ante el espectáculo del ocaso de una época que lame la frontera de lo que queda atrás.
Un espectáculo ya pasajero de luces y armonía manchado por la tormenta asociada a una mente enferma. Una mente que busca su salvación, no obstante. Una mente que mira a su alrededor preguntándose si existe algún camino exento del único dolor que no sabe afrontar, el suyo propio.
Las lágrimas se agolpan mientras un nudo en la garganta crece aprisionando la garganta de un sujeto no libre de culpa, aunque desesperado ante unos pasos que debe dar hacia una misteriosa luz que se adivina en el horizonte.
El pasado y el futuro tiñen una roja melena que alberga todo cuanto él ansía.
Los tiempos de calma para un océano embravecido poco dado a las treguas.

Súbitamente el clásico chispazo que supone el pistoletazo de salida sucede.
Los cielos se iluminan con la furia de miles de relámpagos que habrán de preceder a la amenazadora naturaleza de un trueno continuo y persistente, cargado de miseria y cíclico sufrimiento.
Eso se sabe porque se ha repetido largo tiempo.
Si bien los cielos muestran claros donde el sol de un nuevo día brilla pletórico, invitando a ese temporal paraíso a una vida necesitada de luz, una vista más abierta y atemporal puede distinguir la amenaza implícita, la traición entre las traiciones, y adivinar el lamento posterior que se antoja eterno y lleno de desesperanza.

La quietud se apodera de los pasos que separan a esa persona de lo que fue y lo que debería ser. Es la primera vez que sucede.
Cual suicida se caracterizó su experiencia pasada, sin embargo ahora quiere caminar sobre un suelo construido desde buen principio con ahínco y resolución, sopesar cada paso como si fuese el último, pues ya no puede permitirse más deslices ni más errores.
Súbitamente, el chispazo se repite.
Los cielos se iluminan, se abren más y más ante él.
Pero dirige su mirada al pozo aprovechando la visibilidad del momento. Se muestra tétrico en su entrada, y se intuye que la caída es tan larga e interminable como siempre.
La invitación perenne de su interior se mantiene en pie, y ya no resulta tan fácil ponerse a volar despreocupadamente hacia la salvación pasajera.
Pues no existe como tal.

El esfuerzo por emerger de la tormenta marítima debe ser mayor y concretarse en todos los campos.
Solo así la sonrisa del llanto eterno podrá aterrizar en la comisura de unos labios acostumbrados a mentir.
Es el momento de pedir perdón.
Perdón por marchar hacia ninguna parte, perdón por sólo querer apreciar la belleza de la persona que ya se dibuja claramente en la lejanía cada vez más cercana, perdón por no poder hacer más que revolotear cual abeja entre los pétalos de una realidad que quizá nunca será.
Mientras la mente enferma trama su enésimo plan, algo la frena, algo parecido a una reacción nunca vista antes. El exilio hacia un lugar inhóspito donde aprender a cargar con la soledad de un modo razonable, donde el auxilio no exista y el ahogo avance terreno hasta estrangular con fuerza la inhalación de un aire que de no ser así acabaría por dilapidar no la vida, sino la existencia de un alma que una vez pensó que era libre.

La libertad requiere un alto precio, y esa melena roja que ondea en el horizonte se antoja, con lágrimas en los ojos, algo parecido a la primera señal.
La chispa que contiene ese ser igualmente conocido y desconocido pasará a ser una estrella más en los confusos cielos de una vida enroscada alrededor del caos.
Una estrella a la que mirar cuando el exilio pese sobre el interior.
Un destello claro que nunca se desvanecerá por muy oscuros que la tormenta tiña los cielos.
Un regalo, un nuevo obsequio del destino que no será desperdiciado ni conquistado, saboreado ni ignorado, poco querido o fruto de obsesión.
Una chispa que ahí donde antes prendería el fuego de la esperanza, ahora brillará como tal imposible de alcanzar en su lejana órbita.

Una chispa inmortal.
Una chispa a la que una sonrisa empapada en lágrimas solloza tímida.

Una chispa entre las sombras, la chispa del exilio, una chispa en la oscuridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario