La hermana de 'la gitanita' es una persona que me recuerda a gamberradas y aventuras
de infancia. A días de playa y reuniones familiares en una época
donde todo parece fuerte y profundo como las raíces de un árbol
milenario.
Sandra, esa chica
que, mientras yo inventaba junto a mis primos hermanos todo un mundo
de experiencias donde dejar a la imaginación volar, se atrincheraba
junto a su inseparable prima Sonia en el apartamento más bajo del
complejo adecuadamente llamado Paraíso.
De acuerdo, nos
echaban de esas improvisadas reuniones, pues mientras unos éramos
unos mocosos metomentodos las dos primas deberían tener sus asuntos
que tratar. Pero lo que no podían hacer era disimular la parte que
les correspondía de la luz que se generaba en aquel lugar.
Esa magia, que tanto
se apreciaba sobre todo por parte de los más jóvenes, nacía de la
semilla que cada uno plantaba individualmente.
Y Sandra, de la cual
conservaba apenas un puñado de imágenes en mi mente, estuvo allí
al igual que el resto, se ilusionó al igual que el resto y puso su
ración de luz para que el conjunto brillase hasta el punto de
grabarse en la memoria de todos.
La vida transcurrió.
Destruyendo y
separando.
Los caminos de los
individuos que otrora conformaron una bonita unión se separaron e
incluso se fragmentaron en sí mismos.
De repente, sin
embargo, el eco de esa luz me llegó a través del frío tejido de
las redes sociales.
Lentamente, aunque
de modo constante, fue manifestándose hasta que me encontré
conversando con una niña a la que siempre recordé mucho mayor que
yo, como perteneciente a otro mundo. Súbitamente esa noción voló
por los aires, dejándome en la situación que me encuentro.
Escribiendo unas
líneas en honor a la sonrisa que me despierta el que Sandra, una de
las banderas de una época en la que se trató de educar a una
generación esperando infundir lo mejor, la hermana de una persona
bien especial para mi, haya reaparecido en mi camino con fuerza.
Puede que a ese
último reducto de lo que se intentó fraguar le cueste el mero hecho
de respirar.
Que su latido sea
extremadamente débil.
Pero por un momento
ha brillado con fuerza el reflejo de su pasado, iluminando lo que
espero siga fraguándose como una estupenda amistad.
La amistad aunque fría de las redes sociales, puede culminar en una amistad de cariño y no tiene que ser frío, sino que puede ser de ternura. Un abrazo
ResponderEliminarSí, se puede edificar con ternura, aunque la base sea de naturaleza fría.
EliminarEso ya, por supuesto, depende de la propia 'calidez' de las personas, tanto online como offline.
Un abrazo Maria del Carmen, gracias por leer y comentar una vez más :)