Sarah era psicóloga forense.
En su trabajo había resuelto miles de
casos, aliviando o castigando, y seguía en ello, pero ya con menos
ímpetu, menos efusividad.
La noche del veintitrés de marzo, a la
edad de cuarenta años, tuvo una experiencia que quedó grabada a
fuego en su interior para siempre.
<< Quizá fue solo un sueño...
>> Se decía ya diez años después intentando reducir la
ansiedad que el mero recuerdo de los acontecimientos le provocaba.
El caso es que una noche, mirándose al
espejo tras lavarse la cara, contempló como su campo de visión se
desdoblaba y como, súbitamente se sentía mirándose al espejo y al
otro lado de él al mismo tiempo.
Sentía su mirada cargada de empatía y
buenas intenciones, que trataba de dar con el motivo de porqué ese
reflejo suyo la miraba de ese modo.
Pero al mismo tiempo también sentía
la mirada del otro lado del espejo, encendida y furibunda,
escudriñándola tratando de dar con la brecha por donde poder hundir
los victoriosos dedos de quien da con el talón de Aquiles de su más
acérrimo enemigo.
Fue en ese instante cuando se fue la
luz.
Era como si hubiese desaparecido todo
menos el suelo que las sujetaba. La respiración agitada de la Sarah
que solo pretendía ayudar chocaba con la Sarah que, aunque
invisible, se podía notar, casi palpar, como anunciando algo que iba
a marcar el curso de sus vidas.
La Sarah buena dio un brinco cuando la
otra asió su mano y comenzaron a caminar.
Como muertos vivientes recorriendo una
eterna senda de sufrimiento contemplaron todos y cada uno de los
casos que Sarah había resuelto.
Unos se acercaban a la Sarah más
empática en busca de un abrazo que culminaba con sus cuerpos en el
suelo de ese abismo y el vello de la psicóloga totalmente erizado.
Otros, en cambio, huían despavoridos
tras aguantar unos segundos la mirada de la Sarah que había emergido
del espejo, que con unas pocas palabras y alguna que otra pequeña
carcajada que solo la primera Sarah sabía escuchar y comprender,
provocaba tal reacción.
Cuando hubieron concluido el bagaje, ya
repasados todos los casos de más de una treintena de años de
trabajo, ambas Sarahs quedaron frente a frente, mirándose tal y como
lo habían hecho en el espejo del baño, parecía, mucho tiempo
antes.
Estaba claro que la ayuda que la Sarah
más calmada y cargada de buena fe le era escupida de inmediato por
la otra Sarah, que tan solo aguardaba un descuido, una bajada de
guardia, para atacar directa a donde más dolía.
La primera Sarah se percató de que
posiblemente la única vía para resolver esa situación era
fusionarse con la otra Sarah, a la que conocía bien. Pero la otra
Sarah tenía ansias de existir más tiempo, pues no consideraba que
estuviese obrando mal, sino impartiendo justicia de un modo que la
saciaba de una felicidad casi parecida a la diversión.
Tras horas mirándose fijamente con
suma concentración, volvió la luz.
La Sarah que, aún con la cara mojada,
miró al espejo, no vio más que su amable mirada, y resopló para
sus adentros.
Pero ya no volvió a dormir bien nunca
más.
Pues desde esos adentros, cada vez que
cerraba los ojos en la oscuridad, le era devuelta una tímida
carcajada de quien había nacido para dar con las brechas de las
malas personas y hacer de sus defensas mil pedazos para condenarlos
al infierno.
Una capítulo alegórico. Quien no se ha mirado al espejo y en algún momento de su vida ha sentido de repente inquietud y auténtico miedo. ¿ A ti mismo ? o a quien tienes miedo de ser por esos pensamientos e ideas que a veces te asaltan y desechas de inmediato con pavor por el mero hecho de haberlas intuido. Buen relato.
ResponderEliminar¡Gracias por comentar!
Eliminar¡Hola Victor! he descubierto tu sitio gracias a otros blogs amigos y me ha encantado, me gustan tus relatos :) Me he suscrito sin dudarlo para poder estar al día...
ResponderEliminarYo tengo un blog sobre fantasía, ciencia ficción y leyendas donde publico mis relatos y poemas, música, información sobre películas, libros y series... Te invito a visitarlo y espero que lo disfrutes!!
http://donde-los-valientes-viven-eternamente.blogspot.com.es/
¡Un saludo, nos leemos!
Vaya, ¡Me alegra que te guste mi blog y sus relatos!
EliminarHe visitado tu blog y también me ha gustado, te añado a mis blogs amigos y nos vamos leyendo.
¡Un saludo y gracias por leerme!
Buenísimo el relato.
ResponderEliminar¡Me alegra que te guste!
EliminarLos espejos son el origen de muchos cuentos y leyendas. ¡Muy bueno!
ResponderEliminar¡Gracias Luciano, y bienvenido al blog!
Eliminar