¿Qué se oculta tras esa mirada, tan oscura y profunda como si de
un enigma se tratase?
Cuando te plantas frente a ella, te sientes acompañado, observado
por un ser humano con ciertas capacidades especiales. No son unos
ojos que delaten odio, rabia, ira ni ninguno de esos sentimientos.
Simplemente muestran, se les escapa por la mirada todo lo bueno que
hay en ese vital corazón.
Una mirada viva, concentrada en sus propios objetivos pero
generosa con todo el mundo. Con miradas así ante ti podrías pasarte
en Babia el tiempo que fuese, como si el espectáculo de belleza de
una mirada atractiva y enigmática fuese incluso tan maravilloso que
las palabras quedasen obsoletas en tal escenario de acontecimientos.
Te cuesta abandonar el contacto visual, porqué deseas ofrecer a
esa impresionante mirada que tienes enfrente todo el material que
pueda reunir a través de lo que, tras esos ojos, se estuviese
entreviendo.
Pero es la hora, algo interrumpe el ritual, y tanto esa mirada
como la mía propia deben separarse para seguir su propio camino, no
sin antes prometerse que ya nunca dejarían de cruzarse
espontáneamente y quererse el uno al otro.
¿Basta con una simple mirada el provocar tal cascada de
sentimientos? Son todos sentimientos que guardamos en lo más
profundo de nuestro ser. Al ser sentimientos puros, resulta realmente
lógico que estos afloren y aniden en nuestra memoria, siempre
esperando una nueva oportunidad para nadar en los mares de esa
profunda mirada.
Son aguas limpias y calmadas, en un estanque donde parece no cabe
esperar violentas tormentas ni volcanes que escupen fuego.
Mi propia mirada ha sufrido muchas alteraciones. Yo he visto esas
tormentas, me he acercado a la mismísima lava del gran volcán del
odio y el miedo. Aún así, de algún modo, he logrado recuperarme y
conmigo ha regresado mi mirada. Aprovecha las oportunidades como si
del último suspiro se tratasen, identificando y perdiéndose en cada
mirada profunda que le invita a hacerlo.
En ocasiones perderse en una mirada es como dirigir la vista al
espacio exterior. No entiendes demasiado pero no puedes dejar de
afirmar que el espectáculo de belleza al que estás asistiendo es
único e irrepetible. La guadaña que nos espera a todos no tiene a
bien resguardarnos de su segada otorgándonos más vida, sino que
mantiene intacta la jungla de lo que siguen conformando todos los
seres humanos.
Hay miradas profundas que exhalan malos sentimientos. Miradas que
merecerían más protagonismo, pero considero que ya tienen el
protagonismo suficiente en la vida por donde pasean.
Este es el homenaje a todas esas oscuras miradas que pertenecen a
casi ángeles en vida.
De modo que, hablando de miradas profundas, no deberíamos pasar
por alto que si tan solo armados con ellas los seres humanos pueden
aportar compañía al prójimo, esas miradas son un don, seguramente
desarrollado a lo largo de una vida regida por algún tipo de
profunda dolencia.
Hay que ayudar a las miradas profundas sencillas, desnudas e
inocentes siempre que se pueda, pues no representan más que la
última defensa a un corazón ya cansado de sufrir.
Yo recientemente me he topado con una bien especial, y trato de
mimarla y regarla para saber de que historia está hecha, cuales son
sus actuales sentimientos enfrentados.
Es como meterse en un lago en calma a nadar unos minutos sintiendo
como todo lo bueno de nuestra especie te observa y te acompaña.
Lo cierto es que, en ocasiones, te topas con una mirada profunda,
y eso es lo mismo que dar con un tesoro, pues incluso en su fría
definición podemos intuir que, mientras haya vida en esos ojos,
saldrá a relucir todo lo infinitamente especial que se esconde tras
ellos.
Amén. Excelente ensayo.
ResponderEliminar¡Gracias!
Eliminar