martes, 30 de agosto de 2016

Día 12: Escritorio (Beyond: Two Souls)





La pequeña Jodie jugaba en su cuarto con algunos de los juguetes desparramados por el suelo.
Se trataba de un lugar agradable, aunque como bien sabía la niña un tanto solitario.
Excepto por Aiden.
Él siempre estaba allí con ella, desde que tenía memoria.

El doctor Cole entró para avisarle de que debían disponerse para la prueba.
Unos minutos más tarde, un extraño casco metálico cubría la cabeza de Jodie, que sentada frente a un escritorio, aguardaba instrucciones.

La primera prueba resultó sencilla, pues solo debía señalar cuál de las cartas que tenía frente a sí era la que estaba levantando una señora en una habitación contigua.
No obstante, el doctor Nathan Dawkings, mandamás en la base científica en la que se encontraba, quiso arriesgar y elevar el nivel del experimento.

Le propuso que tratase de mover algún objeto.
En un principio Aiden hizo un trabajo limpio y discreto al sacudir una torre de cubos de cartón que había en el escritorio de la habitación contigua, provocando el sobresalto de la señora que, sorprendida, asistió al suceso en primera persona.
Sin embargo no se detuvo ahí.
No sabía bien si se debía a Aiden o a la rabia que recorría su interior, pero Jodie comenzó a hacer saltar por los aires todo objeto a su alcance en esa sala, destruyendo cámaras y bloqueando salidas.

Cuando la señora se levantó visiblemente alterada, Aiden y Jodie hicieron saltar el escritorio por los aires, estampándolo contra la pared de enfrente.
El chasquido de su estructura quebrarse se intercaló con los gritos. Nathan Dawkings quería que aquello parase, aunque no más que la señora que golpeaba la puerta de salida implorando que cesase aquella experiencia.  



viernes, 26 de agosto de 2016

La persecución



La persecución:

Montaje con un audiorelato inspirado por los primeros compases del videojuego 'Inside'.


Relato:

Cada vez que había creído encontrar un sentido a la vida, dentro del marco de la existencia, aquello tenía lugar.
Le sedaban, le ponían un número y una bata, le arrebataban toda posibilidad de seguir avanzando por su camino.
Su hogar sería un psiquiátrico donde ser tratado con la fría y severa profesionalidad de los que engrasan su engranaje.

Lejos de sus seres queridos, privado del ritmo de vida que se le antojaba esencial para alcanzar sus metas, corría en sueños asaltado una y otra vez por la incómoda y aterradora idea de ser atrapado por aquellos que solo querían quitarle de circulación.

El horizonte, si era capturado, serían días y noches eternas en un lugar donde el sentido es el orden y la prioridad la ofuscación.
Un lugar donde resistirse a iniciar la senda del sufrimiento por vacío era inútil.
Sumido en la pesadilla, no se percataba de que su deseo era despertar.

Tan sólo contenía lágrimas de impotencia, ante la idea de ser privado de todo orgullo, dignidad y libre pensamiento.

martes, 16 de agosto de 2016

El latir del reducto familiar





La hermana de 'la gitanita' es una persona que me recuerda a gamberradas y aventuras de infancia. A días de playa y reuniones familiares en una época donde todo parece fuerte y profundo como las raíces de un árbol milenario.

Sandra, esa chica que, mientras yo inventaba junto a mis primos hermanos todo un mundo de experiencias donde dejar a la imaginación volar, se atrincheraba junto a su inseparable prima Sonia en el apartamento más bajo del complejo adecuadamente llamado Paraíso.

De acuerdo, nos echaban de esas improvisadas reuniones, pues mientras unos éramos unos mocosos metomentodos las dos primas deberían tener sus asuntos que tratar. Pero lo que no podían hacer era disimular la parte que les correspondía de la luz que se generaba en aquel lugar.
Esa magia, que tanto se apreciaba sobre todo por parte de los más jóvenes, nacía de la semilla que cada uno plantaba individualmente.

Y Sandra, de la cual conservaba apenas un puñado de imágenes en mi mente, estuvo allí al igual que el resto, se ilusionó al igual que el resto y puso su ración de luz para que el conjunto brillase hasta el punto de grabarse en la memoria de todos.

La vida transcurrió.
Destruyendo y separando.
Los caminos de los individuos que otrora conformaron una bonita unión se separaron e incluso se fragmentaron en sí mismos.

De repente, sin embargo, el eco de esa luz me llegó a través del frío tejido de las redes sociales.
Lentamente, aunque de modo constante, fue manifestándose hasta que me encontré conversando con una niña a la que siempre recordé mucho mayor que yo, como perteneciente a otro mundo. Súbitamente esa noción voló por los aires, dejándome en la situación que me encuentro.

Escribiendo unas líneas en honor a la sonrisa que me despierta el que Sandra, una de las banderas de una época en la que se trató de educar a una generación esperando infundir lo mejor, la hermana de una persona bien especial para mi, haya reaparecido en mi camino con fuerza.

Puede que a ese último reducto de lo que se intentó fraguar le cueste el mero hecho de respirar.
Que su latido sea extremadamente débil.
Pero por un momento ha brillado con fuerza el reflejo de su pasado, iluminando lo que espero siga fraguándose como una estupenda amistad.

martes, 9 de agosto de 2016

Día 11: Ceniza (Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots)





El Mk II, una terminal de ordenador por control remoto, se desplazó sobre las ruedas de sus patas para enfocar con el objetivo de su cámara la ceniza que acababa de caer al suelo.
A su lado, el cuerpo agazapado de Solid Snake comenzó a aparecer lentamente una vez se fue desactivando su camuflaje óptico.

Había ido de poco.
Tras aturdir a un soldado de una PMC local, empresa militar privada, había logrado arrastrar su cuerpo antes de que dos de sus compañeros apareciesen en la escena cargando con sus rifles de asalto.
Lo que no calculó es que un Metal Gear, tanque bípedo concebido originalmente con el fin de servir de plataforma de lanzamiento de armas nucleares, en su variante centinela llamada Gekko, lo sorprendería súbitamente.

Finalmente el camuflaje de su traje se había mimetizado con las ruinas de un edificio de la zona de Oriente Medio donde se encontraba, y tras unos instantes en los que su pulso se tranquilizó se encendió el cigarrillo del cual veía caer la ceniza que atrajo al simpático robot.

El envejecimiento acelerado de Solid Snake le otorgaba el aspecto veterano de un anciano.
Con el virus FOXDIE ensombreciendo su futuro maldito, no se iba a plantear demasiado los consejos que su compañero Otacon le iba lanzando para dejar de fumar.

El ruido de la arenilla de unas ruinas cercanas desprenderse lo alertó.
Era Meryl.
Esa mujer que conoció en Shadow Moses a la cual no le habría importado haber conocido en otra vida. Una vida libre de la guerra.

Desplegó y montó velozmente una caja de cartón y se cubrió con ella.
La voz de Meryl Silverburgh se ahogó en algo parecido a una risa.
- Snake, ¿Qué haces?



sábado, 6 de agosto de 2016

Día 10: Flores (Flower)





Una única flor se mecía al son del viento en un campo privado de esperanza.
Pareció escucharse una nota.
Una única nota musical que, ínfima en comparación con lo que tenía que ocurrir, lanzó al vuelo a un precioso pétalo azul.

El pétalo, dubitativo en su movimiento en un inicio confuso, pronto pareció adquirir vida propia.
Resultó que otras muchas flores, que habían permanecido a la espera de que cierta melodía naciese, reclamaron la atención del pétalo brillando con intensidad a lo largo y ancho de aquel lugar.

Sintiendo el viento unas veces a favor cual grácil brisa, otras en contra con hostilidad, el pétalo fue tocando todas y cada una de esas flores. A cada caricia, otros pétalos brotaban en un concierto de música y colorido para sumarse a la causa que se perseguía.

Cada conjunto de flores que renacían al ser descubiertas, acababa por provocar un verde renacimiento de vegetación en la anteriormente devastada zona.

Así, el pétalo azul fue recorriendo diferentes parajes en fríos amaneceres, oscuras noches y días de lluvia.
Llegaba a ellos en solitario, escuchando por único sonido el del viento que habría de guiar su camino.
No obstante, no necesitaba de demasiado tiempo para llenar esos escenarios con la belleza de la música y el color, de la vida y la esperanza, que finalmente conquistaban el entorno para perder entonces su vista en nuevos horizontes cargados de misterio y emoción.



viernes, 5 de agosto de 2016

Día 9: Mascota (Shadow of the Colossus)





En el enorme puente que daba acceso a esa tierra inmensa se había visto a un hombre cargando con el cuerpo de una mejor a lomos de un caballo.
La mirada del sujeto estaba fija en un punto fijo, como si tuviese muy claras sus intenciones.

Poco tiempo después el gemido ahogado y desgarrador del coloso minotauro Valus, desplomando su gigantesco cuerpo sobre el suelo al fallecer, había supuesto el único sonido aparte del desolador viento de la tierra prohibida.

Wander, que así se llamaba el joven, encontraba en Agro, su yegua, una mascota con la que paliar mínimamente su dolor y canalizar su ansiedad y desesperación.
Juntos recorrieron aquella tierra, dando caza a colosos de toda forma y tamaño.

Los gritos desgarradores de éstos al ser abatidos precedían a la ingente cantidad de polvo esparcido al aire que levantaban dejando más vacío si cabía en una tierra desolada.
Y bella, sin embargo.
Separada del mundo exterior por una cadena montañosa al norte y con mares franqueando el resto de puntos cardinales, el deambular de Wander lo condujo a un vasto desierto. Pese a que la luz solar que reflejaba el filo de su espada indicaba la presencia de un coloso, no fue consciente de su situación hasta que Agro se apartó velozmente de su posición.

Instantes después la tierra comenzó a moverse.
Se estaba elevando por los aires, mientras contemplaba como la arena caía en grandes cantidades cuando Phanlanx, navegante del aire, comenzó a mover sus inconmensurables alas.