martes, 9 de agosto de 2016

Día 11: Ceniza (Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots)





El Mk II, una terminal de ordenador por control remoto, se desplazó sobre las ruedas de sus patas para enfocar con el objetivo de su cámara la ceniza que acababa de caer al suelo.
A su lado, el cuerpo agazapado de Solid Snake comenzó a aparecer lentamente una vez se fue desactivando su camuflaje óptico.

Había ido de poco.
Tras aturdir a un soldado de una PMC local, empresa militar privada, había logrado arrastrar su cuerpo antes de que dos de sus compañeros apareciesen en la escena cargando con sus rifles de asalto.
Lo que no calculó es que un Metal Gear, tanque bípedo concebido originalmente con el fin de servir de plataforma de lanzamiento de armas nucleares, en su variante centinela llamada Gekko, lo sorprendería súbitamente.

Finalmente el camuflaje de su traje se había mimetizado con las ruinas de un edificio de la zona de Oriente Medio donde se encontraba, y tras unos instantes en los que su pulso se tranquilizó se encendió el cigarrillo del cual veía caer la ceniza que atrajo al simpático robot.

El envejecimiento acelerado de Solid Snake le otorgaba el aspecto veterano de un anciano.
Con el virus FOXDIE ensombreciendo su futuro maldito, no se iba a plantear demasiado los consejos que su compañero Otacon le iba lanzando para dejar de fumar.

El ruido de la arenilla de unas ruinas cercanas desprenderse lo alertó.
Era Meryl.
Esa mujer que conoció en Shadow Moses a la cual no le habría importado haber conocido en otra vida. Una vida libre de la guerra.

Desplegó y montó velozmente una caja de cartón y se cubrió con ella.
La voz de Meryl Silverburgh se ahogó en algo parecido a una risa.
- Snake, ¿Qué haces?



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