domingo, 20 de abril de 2014

Vampiro: Epílogo



El hombre lobo es un vampiro que ha decidido servir a la oscuridad.
La oscuridad es algo que tanto el sistema, como el ser humano como los vampiros conocemos muy bien. La envidia, la ira, el miedo y un sinfín más de puertas son las que conducen a tal territorio. Es muy difícil, o debería serlo, que un vampiro caiga en las redes de lo oscuro habiendo conocido a la verdadera fuente de luz que nos guía.
Pero no imposible.
Valery y Adrian, cada uno en su ámbito, cayeron en las trampas del sistema y se transformaron en mujer y hombre lobo respectivamente.
Por eso me alegro tanto del triunfante regreso de Allan de su viaje existencial. Sin sus herramientas, sin su sabiduría, la batalla estaría del todo perdida. Porqué el sistema usa también en contra de nuestra raza a los hombres lobo, que nos igualan en potencial, aunque éste esté enfocado en dirección contraria a la nuestra.
¿Se puede convertir a un hombre lobo en vampiro de nuevo?
Esa es una de las preguntas que Allan debe resolverme.

Hoy por hoy el sistema ciega a los seres humanos para que vean a los vampiros como una amenaza. Al mismo tiempo nos encierra y aniquila en cuanto nos identifica. Y paralelamente, nos convierte en hombres lobo con todo tipo de tretas plagadas de juego sucio.
Así pues, reduce nuestras filas enriqueciéndose incluso de nuestras habilidades.
Pues, ¿Cómo alguien capaz de hacer llorar de emoción a una persona no va a poder hacerlo llorar de sufrimiento?

Odio a los hombres lobo. Son traidores para mi. Los aniquilo sin piedad, quitándoles el don que les permite vivir y campar a sus anchas. Pero cada vez son más numerosos. Es muy peligroso enzarzarse en una pelea con varios de ellos, puesto que las probabilidades de éxito se sitúan en lo ínfimo.
Cuando os he hablado de mi mismo, Joel, de mis antiguos compañeros Valery y Adrian, de seres humanos con potencial como Olga o Raquel, e incluso de mi creador Allan y la vampira Valkiria, pretendía poneros en materia.
No hay protagonistas en esta historia salvo la guerra que se está librando.
No hay narrador.
Es una guerra real de la que quiero haceros partícipes para que, bien como seres humanos bien como vampiros, más nunca como hombres lobo, libréis.

Allan apuesta por una segura victoria de la raza vampírica. Lo hace desde el nivel de realidad supremo de conciencia que él mismo ha conquistado. Ahora queda tejer la historia con actos, construir el edificio con ladrillos y armar la coraza con mimo. Ahora queda actuar y pelear, en un todos contra todos que solo interesa al manipulador sistema.

Así os he preparado para la historia que vamos a vivir.
Os he dado las claves para que no os perdáis en sus inicios, y siendo mis declaraciones un mero prólogo a lo que está por venir, os recuerdo que existen los vampiros, no como todos tenéis en mente que son, y que están en peligro de extinción. Que son vuestra única y última esperanza frente a un sistema que os trata como a meros títeres para seguir con su nauseabunda existencia.

Os hablaré de fantasmas y demonios, de vampiros y hombres lobo. Os hablaré de una guerra invisible y de un sistema casi invencible. Os hablaré de Valkiria, nuestra reina y de Allan, nuestro más ilustre miembro. Os hablaré de muchas cosas... Que quizá nunca serán escritas más que en vuestra mente y vuestros corazones.

Entre nuestro Dios y nuestro Infierno existe una fuente.

De donde nace la luz que todo vampiro quiere ver amanecer más radiante que nunca.



Para leer el capítulo anterior clicka aquí

4 comentarios:

  1. Bueno, ahí tenemos el prólogo. Muy interesante por lo que nos propone. Espero y estoy seguro que la historia no desmerecerá y augura muy buenos momentos de lectura. Ánimo, estamos esperando.

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  2. Muy buen prologo, ya que gracias a el dan ganas de saber mas sobre el libro

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