Las
respuestas iban a tardar en llegar.
Resolución, erigido
Comandante, se dedicó a despedirse casi individualmente de todos los
presentes en aquella plaza nevada bajo el riego constante de la
misteriosa ceniza. Se formaban pequeñas multitudes a su paso, que
trataban de tocar a modo de despedida a lo que a todas luces parecía
una eminente figura pública.
Una larga chaqueta negra de cuero,
que se ajustaba al delgado cuerpo de Resolución, daba en sus
confines con sendos guantes de idéntico tejido, que en esos momentos
prendían la gasolina de un mechero arrimado a un pitillo. También
encontraban unas botas de mayor calidad en comparación a las del
soldado que había escoltado a Tylerskar hacia ese punto de la
ciudad.
Rebeldía por su parte permanecía a cierta
distancia de los acontecimientos, oteando las chimeneas con el
semblante serio, podría decirse que en tensión.
Una
camioneta de colores verde camuflaje pasó justo delante de un furgón
negro. La camioneta traqueteaba al pisotear los desniveles de un
suelo desigual, no así el furgón, que de algún modo sumió a
Tylerskar en un nuevo estadio de concentración, entre el vaticinio y
el temor.
Ambos transportes se detuvieron.
La ventanilla de
la camioneta de camuflaje bajó descubriendo a un soldado que apuraba
a caladas rápidas un cigarrillo mientras hablaba a Rebeldía en un
idioma que Tylerskar no lograba entender.
La
chica, para sorpresa de éste y quizá del piloto de la camioneta,
respondió, seca, firme y tajantemente escupiendo al suelo que la
separaba del transporte su tabaco de mascar.
Rápidamente
se abrieron las puertas no de la camioneta, como cabía esperar, sino
del furgón negro del cual emergieron un par de hombres trajeados de
tan blanca piel que por un momento un escalofrío recorrió a
Tylerskar por dentro, que se apresuró a buscar con la mirada a
Resolución, aún sumido en el baño de masas que se estaba pegando.
Por la
posición de esos hombres trajeados, a no mucho tardar Rebeldía
estaría dentro del furgón.
No sabía si entenderían su
idioma, pero no iba a tener muchas más oportunidades para detener
aquello.
– ¿A
qué debemos este honor, caballeros? – Tylerskar dejó a un lado
los miedos que carcomían su interior para escudriñar con firmeza
los ojos de uno de aquellos hombres. Pese al aspecto inicial, estaba
claro que no era ni más ni menos humano que cualquier persona que
hubiese conocido.
– ¿Conoces a esta mujer? – Un cierto
acento se hacía notar, pero no solo le había entendido sino que
sabía expresarse. Un buen comienzo para tratar de sacar a Rebeldía
de ese lío.
– ¿Hay algún problema con ella? – Rebeldía
meció su cabello amarillento anaranjado para resoplar palmeando el
suelo con sus bambas Converse de colorista estampado.
En ese
momento la sonrisa del segundo hombre se impuso en el grupo al tiempo
que daba pasos cortos pero decididos en dirección a la joven.
Cuando
Tylerskar se interpuso entre aquellos dos agentes y Rebeldía la voz
de Resolución minó los ánimos encendidos de todos los presentes.
–
¡Señores! – El Comandante palmeaba sus guantes sonriendo mientras
se acercaba con elegancia. – ¿Qué ocurre con mis invitados?
Desde la camioneta donde el conductor había estado en completo
silencio salió una burla y una advertencia.
–
¡Esse chika va a encontrarr prroblemas! – La ventanilla subió
instantáneamente.
Los dos
hombres trajeados se quedaron allí, y aunque en un principio el tono
burlón de sus sonrisas prevalecía en la escena que incluía al
grupo ahora integrado también por Resolución, bastaron unas
palabras de éste acompañadas con una mirada gélida para que el
silencio reinase unos segundos que se antojaron larguísimos.
Quizá
por lo macabro que traslucían las expresiones de aquellos hombres
que, mientras regresaban al oscuro interior del furgón negro para
reemprender su marcha, dedicaron un último vistazo a la silueta de
Rebeldía.
Ésta
por su parte ya andaba ocupada mostrando su dedo corazón, así de
romántica era ella, a sendos furgones que encendiendo motores
salieron de aquella zona.
Fue
Tylerskar quien rompió el silencio que se había generado,
adelantándose a Resolución.
– ¿De
qué va esto, a cuento de qué eres Comandante… Y por qué demonios
cae ceniza del cielo?
Resolución mantuvo el semblante serio,
tal y como se le había quedado momentos antes ante los agentes
trajeados.
– Tu
amiga va a tener problemas aquí….
Tylerskar perdió del todo
la paciencia, que se llevó de paso sus nervios. Agarrando del pecho
al Comandante, asiendo sendas solapas del abrigo militar, en un
susurro que se las daba de grito, le espetó: – No pongas más a
prueba mi paciencia, Resolución. Qué estratagema es esta, ¿Dónde
están todos?
Resolución
se limitó a girar la cabeza en dirección a un lateral de la plaza.
Al
mover su cabeza en un gesto rápido, Tylerskar pasó a contemplar la
luz de un farolillo del cual colgaba la misma bandera que había
visto hasta la saciedad en el transcurso del paseo que lo había
conducido allí.
Era la bandera de un Partido.
–
Allí encontrarás a algunos… Y algunas respuestas.
– ¿A
qué viene tanto misterio, Resolución?
La grave pero femenina
voz de Rebeldía se hizo escuchar entonces.
– Antes de buscar
las respuestas deberías preguntarte si estás de acuerdo con lo que
ves, si te sientes cómodo en este lugar.
Resolución
encendió un nuevo pitillo y alentó a la joven a continuar.
Tylerskar
se percató de cómo, en el fondo, la chica era respetada por el
Comandante de ese Partido. Se trataba de un choque extraño, de una
pareja de baile que no debería haber encontrado salón para
entretejer movimientos.
– ¿No
le vais a decir a quien lleváis quemando media vida, verdad hombre
recto?
Resolución exhalaba lentamente el humo de su
cigarrillo.
Tylerskar no sabía que esperar de alguien como
Rebeldía.
– Valores, colega, nos están quemando los valores.
Resolución
no tardó ni un segundo en responder, parecía que tenía la
respuesta preparada de antemano.
– No
confundas valores con un lastre que nos ata a una vida de lamento y
desazón. – Resolución pasó un brazo por encima del hombro a
Tylerskar, que no supo si sentirse reconfortado por la camaradería o
centrarse en el semblante serio, casi irónico, de Rebeldía. Esa
chica parecía tener mucha entereza. – Cuando entremos en esa
taberna estarás dentro de unos locales oficiales de Sueños Rotos. –
Resolución acompañaba, casi forzándolo, a caminar en dirección al
farolillo en cuya bandera pudo leer de nuevo esas palabras.
Sueños
Rotos.
Se
preguntó si Experiencia, Rectitud, Esperanza, Ilusión y Conciencia
estarían al corriente de aquello.
Se
preguntó cuánto tiempo llevaba existiendo ese lugar.
Se
preguntó cuánto tiempo la voz de Rebeldía había sido eclipsada
por un ruido mayor.
Continuará...
Pero...¿que le ha pasado a resolución? X___D Madre mía, cada vez estoy mas perdida @__@ Miedo me das de lo que puede salir de aquí.
ResponderEliminarY me gusta Rebeldia, por ahora... ya que contigo nunca se sabe por donde vas los tiros X___D