Rectitud
cerró con un fuerte golpe las puertas principales del castillo.
Sin
preguntarle nada en concreto, inició una marcha que Tylerskar, de
nuevo abatido por cuanto el lugar emanaba, siguió sin más objetivo
que el de encontrar a Rebeldía.
La zona
por la que vagaban parecía más desolada de lo habitual. Coches
aparcados sobre otros, como amontonados, en lo que parecía ser un
vertedero, parecían anunciar el mal olor, más bien la nauseabunda
peste, que iba a asaltarles en breve.
– Sé
bien a quién quieres ver. No anda lejos. – Esas fueron las únicas
y últimas palabras de Rectitud, que dio media vuelta y desapareció
entre el cúmulo de automóviles abandonados.
Tylerskar
miró al cielo y exhaló gran parte del aire de sus pulmones,
quedando tras ello cabizbajo y pisoteando la nieve mezclada con barro
de aquella zona.
¿Qué
habría sido de Rebeldía?
¿Cuándo y de qué había sido él
fundador?
Una cantinela llegó a sus oídos, a no demasiados
metros de él. Era una voz dulce y joven, de niña, que además le
resultaba del todo familiar.
Al
preguntar por quién andaba ahí la canción se detuvo, y unos pasos
cortos y acelerados le indicaron que, fuese quien fuese, estaba o
bien en guardia o directamente asustada, pues se alejaron de su
posición velozmente.
Tylerskar
pasó un rato peinando la zona, y solo en fugaces instantes pareció
atisbar un ajado vestido de color naranja gastado, tan sucio como el
lugar en sí.
De
pronto fue consciente de que le estaba guiando.
Se
estaba adentrando, a juzgar por el caos, la basura y el hedor, en el
núcleo de ese estercolero urbano.
Sus
ojos se abrieron súbitamente de par en par.
La niña
no era otra que Ilusión, que sucia y escuálida cantaba al oído del
cuerpo tendido de Rebeldía.
Rápidamente
se acercó para, horrorizado, descubrir al girar el cuerpo de su
compañera un rostro golpeado y lleno de cicatrices.
No supo
como reaccionar.
Se puso
en pie, y dio pequeños pasos hacia atrás viendo en perspectiva como
Ilusión, también en un estado lamentable y de cuclillas, mecía el
cabello naranja y amarillo de Rebeldía, que mezclado con la sangre y
el barro le daba una tonalidad parecida al vestido de la niña.
Quebrado
el llanto,
Lejano
el despertar,
El
cuerpo duele y más lo hace el alma
Sueños
Rotos gobierna este lugar
Despejado
el camino a la nada
Recurrente
y sucio malestar
Solo
quedan recuerdos hirientes
Sueños
Rotos, Sueños Rotos, Sueños Rotos…
La
canción, cantada con dulzura por una rota voz de Ilusión, penetró
en Tylerskar haciéndole reaccionar. Cayó de bruces, y con la vista
clavada en una nieve que le quemaba al ser cogida a puñados, lanzó
una pregunta al aire. – ¿Quién te enseñó esta canción?
Conocía
perfectamente la respuesta. Tanto como que si Esperanza anduviese
cerca bajo ningún concepto permitiría que Ilusión existiese en
esas condiciones.
Un
gemido quejumbroso salió de Rebeldía.
Luego
uno mucho más sonoro.
Tylerskar
corrió a su posición para a ayudar a enderezarla, pero solo
consiguió llevarse algunos manotazos mientras trataba de comprobar
que la chica no tuviese ningún hueso fracturado.
Rebeldía
escupió sangre al suelo e inspiró de modo visiblemente doloroso por
la nariz.
–
¡¿Qué ha pasado Rebeldía?! – La chica inspiraba y expiraba
ruidosamente, arqueando los hombros con la vista clavada al frente,
la mirada llena de odio.
– Si
creen que me van a silenciar, lo llevan claro. – Pareció recuperar
la compostura por momentos. – Acompáñame. Esto no ha terminado. –
Tyleskar dio unos primeros pasos al lado de la chica, mientras a sus
espaldas, una canción seguía sonando.
Recurrente
y sucio malestar,
Sueños
Rotos, Sueños Rotos, Sueños Rotos…
La
aflicción hizo presa de él.
Ver a
la pequeña Ilusión sola en esas condiciones era algo para lo que
difícilmente nunca iba a estar preparado.
Mientras
caminaban lejos del mal olor, la contaminación y los despojos,
Tylerskar dedicó un último vistazo a la niña que daba saltitos
entre coches, famélica y esquelética, con un vestido veraniego
hecho trizas como prenda para un lugar gélido como era aquel maldito
poblado… Del cual Conciencia le erigía fundador.
Rebeldía
no parecía la misma.
Lejos
de poner en tela de juicio la actitud que la había llevado a ser
golpeada hasta deformar su rostro, su mirada denotaba firmeza y
convicciones.
–
Vamos a ver a una buena amiga. – Las palabras de la joven llegaron
justo cuando Tylerskar ya iba a lanzarse a un reguero de preguntas
que esa frase interrumpió.
En ese
lugar, al parecer, nadie se comportaba del modo que solían
comportarse. Todos estaban como… Poseídos. Nunca había conocido a
Rebeldía y no podía opinar sobre la rudeza de su actitud, pero sí
podía afirmar que tanto Resolución como Experiencia en sus roles
dentro del Partido resultaban de lo más desubicados. Rectitud era
quizá una versión más fidedigna de sí mismo, pero también se le
hacía extraño verle volcado en la defensa de algo como Sueños
Rotos.
En
cuanto a Conciencia… Estar tan cerca de esa sombra no auguraba nada
bueno para él ni para nadie.
¿Quién
controlaba Sueños Rotos?
¿Qué
era todo aquello antes de caer en esa cascada de desgracia?
–
¡Lejos de la taberna encontrarán también no solo consuelo! –
Tylerskar salió de sus reflexiones al escuchar la lejana voz de una
mujer. – ¡Sino valor! ¡Y lucha!
Encaramada
encima de una tarima en una vieja caravana, Esperanza, cubierta con
harapos que no le arrebataban sin embargo su antiguo porte y estilo,
gritaba a una pequeña masa de gente.
Tras
ella un buen número de bebidas se exponían a los posibles
compradores.
–
¿Conoces a Esperanza? – Al preguntar eso a Rebeldía, la chica por
fin sonrió desde que la conoció.
–
Juntas hemos vivido ya mucho. – Su semblante se ensombreció. –
Cada vez tiene menos sentido.
Durante los siguientes
minutos Tylerskar comprobó como Esperanza se dedicaba a vender
bebidas sin alcohol ante el abucheo de unas gentes entre las cuales,
por descontado, no había oficial alguno del Partido.
La
propia cara de Esperanza estaba también marcada por los golpes y las
cicatrices.
No se extrañó de que los destinos de ella y la
pequeña Ilusión hubiesen acabado por quebrar su unión en ese
maldito lugar.
Continuará...
Me entristece ver a Ilusión en ese estado T_____T. Sigo con curiosidad por saber por que están todos tan diferentes, aunque ya sigo bastante lo que ha pasado lo que me interesa ahora es saber por que >w<
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