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El joven caminaba por la base del
territorio montañoso, donde un pueblo en apariencia abandonado le
presentaba una serie de entramado conformado por estrechas calles
donde la brisa del anochecer sumada al intenso frío le hacían
desear algo de cobijo.
A la luz de la luna las cumbres de las
montañas parecían erguirse de modo inalcanzable. Apenas tenía
energías para seguir caminando como lo estaba haciendo, a la deriva
y sin esperanza.
Fue entonces cuando atisbo lo que
parecía el débil halo de una luz en la entrada de una de las calles
venideras, un poco más arriba de la avenida con la que había dado.
Al torcer a la derecha comprobó como
la luz provenía de un antiguo farolillo enganchado al costado
derecho de la calle en la que ya se introducía.
Se quedó quieto, mirando la estampa,
cuando de pronto alguien le empujó.
Era una mujer de delgada silueta, que
caminaba a paso veloz en dirección al lugar iluminado.
No parecía necesitar chaqueta,
consistiendo su indumentaria en una fina camiseta de tirantes y unos
pantalones ceñidos que aterrizaban en un cómodo calzado azul
oscuro.
Un sinfín de tatuajes recorrían sus
brazos, y el individuo pareció ver que parte de su cara, el lado
izquierdo, tenía cicatrices por quemadura.
Ambos exhalaban nubes de vapor al
respirar, él mucho más considerables, por lo que siguió con paso
firme a la mujer hasta aquel lugar donde el farolillo no hacía más
que dar una calurosa bienvenida teniendo en cuenta la fría noche en
la que se encontraban.
Al joven le sonaba mucho aquel lugar,
al que se le antojaba un regreso constante tras períodos donde
descansar de la escalada era siempre un hecho.
Venía de una larga aventura en la que
había simpatizado con una agradable mujer que le había robado el
corazón.
No sabía cómo, pero tras muchas
experiencias en variopintos lugares, tanto de día como de noche, la
mujer y él habían acabado juntos, fusionándose en un sinfín de
besos que habían encendido el interior del individuo hasta que...
Había aparecido en esas tierras, lejos una vez más de cuanto amaba.
Al abrir la puerta su mirada se perdió
entre la docena de mesas y sillas vacías que ocupaban buena parte
del local.
Hecho de cálida madera, siguió
recorriendo con su vista la estancia hasta fijarse en que la mujer
con la que se había topado en la calle conversaba agradablemente con
el barman. Tímidamente, se acercó y tomó asiento en uno de los
taburetes de asiento cuero oscuro.
Mientras se fijaba en la amplia
variedad de bebidas que ostentaba el propietario, recordó que por
algún motivo no podía tomar nada que pudiese dejarle ebrio,
viniéndole a la mente la visión de una de las montañas más altas
que aguardaba en el exterior el amanecer de un nuevo día.
Cuando el barman le sonrió de modo
pícaro, él tuvo la sensación de que ya le conocía.
– Bienvenido, ¿Qué te trae por
aquí? – Tenía la voz rota pero profunda. El joven desvió su
mirada para observar de reojo como con sutil elegancia la mujer daba
un trago a la copa que tenía frente a sí. El barman prosiguió. –
Me llamo Experiencia, y esta mujer a la que pareces no parar de mirar
se llama Amor.
El muchacho maldijo para sus adentros,
muerto de vergüenza.
Sin hacer demasiado caso de la
prohibición de no quedar ebrio, un rato después se encontraba más
que animado, dialogando con Amor en una de las mesas desocupadas. Se
encontraba más que bien, encendido en su interior por un calor que
hacía mucho tiempo no aparecía.
Súbitamente, la mujer se levantó y,
sonriéndole, abandonó la taberna.
No mucho antes le había confesado su
naturaleza hermafrodita, y su permanente necesidad de sentirse libre
en cualquier lugar donde estuviese.
Quedó absorto, mirando a la mesa
cabizbajo, víctima del bajón de lo que había bebido.
Tan ensimismado estaba en su pensar que
no escuchó la puerta abrirse ni las voces conversar.
– ¿Dices que le pasa a menudo? –
Resolución daba la mano a Experiencia mientras lanzaba su pregunta.
– Así es, el chico se planta aquí
con ella prácticamente a diario sin recordar la frecuencia con la
que acude a este lugar. – Experiencia bebió un poco de la cerveza
de barril que tan perjudicado había dejado al visitante y prosiguió.
– Siempre me cuenta bellas historias de amor con terrible final.
Debe de ser jodido conseguir parte de la paz interior que toda
persona necesita para comprobar en pocos instantes su evaporación al
despertar de lo que únicamente se trataba de un sueño.
– Y cuando no, las horribles
pesadillas, ¿Cierto? – Tanto Resolución como Experiencia, que
había asentido por toda respuesta, quedaron pensativos dejando de
nuevo la taberna en silencio.
Una tercera voz se unió a la
conversación.
Era Rectitud, que lanzaba dardos a la
diana, obteniendo grandes puntuaciones a cada tentativa.
– Me parece que ya podemos sacar
ciertas conclusiones. La forma en que siente el terror, los objetos
de deseo y sus aplicaciones, y por supuesto la constante que siempre
aparece, esa mujer llamada Amor.
Todos guardaron críptico silencio
cuando el joven se levantó de su asiento y salió por la puerta sin
ver ni escuchar a nadie.
Vacío y triste, se dio cuenta de que
cuando no era el terror, la tortura venía de la sensación de
abandono.
Miró al pico de la montaña que más
había tenido en mente últimamente, y suspirando exhaló una pequeña
nube de humo mientras subía las solapas de su chaqueta.
Estaba a punto de despertar.
Una vez más, sin nada que llevarse de
su mundo onírico.
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Me gusta más estos relatos que los de mago (que no significa que sean malos, en absoluto). Estos tiene como mas profundidad y hacen que te quedes pensando durante un buen rato y seguramente cada persona llegara a una conclusión, puede que diferente cada una.
ResponderEliminarTe felicito
¿En serio?
EliminarPues ya haré un poco de todo, en ocasiones Mago me iba bien para no saturarme y hacer de éstos algo indescifrable.
Gracias Silvia, un abrazo.
Interesante e intrigante. Más profundo de lo que parece abarcando facetas complicadas como los diferentes abordajes en la personalidad para al final converger en un punto común.
ResponderEliminarMe alegra que le hayas detectado profundidad.
ResponderEliminarGracias por comentar, un saludo :)