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3.13
Qartan caminaba sudando a mares en
dirección al sureño poblado de pescadores Aykam.
La mayoría de los viajeros acudían
allí para probar sus deliciosos platos basados en su pesca, pero
Qartan, un joven de mediana edad, rubio de mejillas chupadas y
pómulos marcados, buscaba algo realmente diferente.
Ya eran numerosas sus visitas a Aykam
desde que abrió esa pequeña tienda en una estrecha calle. “Sanación
natural” rezaba su cartel cuando Qartan le echó un vistazo al
tenerlo en su ángulo de visión. Se secó el sudor y entró.
Cientos de pequeños botes se
amontonaban en las estanterías etiquetadas. La familia era una
maníaca en cuanto al orden.
Estaba oscuro, y al cliente siempre le
embargaba en primera instancia un refinado olor a incienso que hacía
las veces de dar la bienvenida al lugar.
Lo que sorprendió a Qartan sobremanera
fue que ni la pequeña Miku estaba jugando en la tienda, ni su madre
se encontraba tras el mostrador de madera.
En su lugar, el padre le saludó
inclinando la cabeza de un modo casi imperceptible.
– ¿Ocurre algo? – Se interesó
Qartan de buenas a primeras. Su intuición rara vez le fallaba y por
ello sabía que algo grave debía de estar ocurriendo.
El padre agachó la cabeza y suspiró
lentamente antes de responder.
– Se trata de Miku... Ha caído muy
enferma y su madre no encuentra momento para el descanso desde que
todo empezó.
– ¿Dónde se encuentran? – Qartan
dejó ver uno de sus colmillos al sonreír amablemente al extraño
dependiente.
– En casa. Miku reposa en cama
mientras ella está en el piso inferior experimentando con todo tipo
de pociones.
Qartan se hizo con lo que había ido a
buscar. No tenía confianza plena con aquella familia, pues tan
cordial había sido meramente su relación con ellos. De modo que
partió, echando la vista atrás al salir del poblado con rostro
compungido.
A medio camino dirección norte Qartan
cruzaba un pequeño bosque.
– Ella tiene un regalo para ti. –
La voz provenía del mismo viento que se había levantado furioso y
que apenas permitía a Qartan caminar dado que le venía totalmente
en contra.
– Ve por ella, ¡Necesita tu ayuda! –
Qartan de repente pensó en la familia de la tienda y supuso lo peor.
Al llegar a Aykam la pequeña Miku se
encontraba jugando fuera de su casa, y fue a abrazarle con fuerza
dado que siempre había profesado cariño por él. Qartan sonrió a
su madre mientras acariciaba el verde pelo de la pequeña. La mujer
lo había conseguido, había obrado el milagro.
Pero Miku no tuvo regalo alguno para
Qartan.
Él pensó que debió confundirse
víctima del cansancio en aquel bosque, y partió de nuevo hacia el
noroeste de Nueva Pax para vender la mercancía que se había
agenciado en aquella mágica tienda.
Una noche despertó sudoroso y
gritando.
Todo el cuerpo le temblaba.
Y a su mente no dejaban de llegar
imágenes veloces del fuego quemando carne humana.
Trató de meditar sin más éxito que
reconocer que cuando su intuición aparecía, por único remedio
quedaba hacerle caso.
Viajó esa misma noche durante varias
jornadas hacia Aykam, consciente de que estaba pasando, esta vez sí,
lo que había intuido cuando en el bosque aquella voz le habló.
Y cuando llegó se encontró con el
reciente olor a quemado, con toda la población enferma en sus casas,
moribunda más bien.
Por el poblado, esa oscura noche, solo
quedaba el bailoteo de Miku, que pese al largo tiempo que había
transcurrido, seguía igual de aspecto, como si el crecimiento se
hubiese detenido.
Al plantarse a su lado, Qartan vio
horrorizado como Miku tenía toda la barbilla y cuello manchados de
una espesa capa de sangre, y supo desde entonces qué hacer.
Decidió viajar con Miku, a la que ya
nada le quedaba tras el asesinato de sus padres en un lugar donde los
habitantes habían muerto por algún tipo de epidemia que parecía
tener mucho que ver con la pequeña, hacia el pequeño bosque donde
la voz había aparecido por primera vez.
Mientras lo hacían, Qartan se
percataba de las rarezas de Miku, que lo abrazaba fuerte para dormir
todas las noches, gimiendo algo así como palabras como bruja, que sin duda habían
sido escupidas contra su madre desde que ésta había logrado curar a
su hija.
Ya la amaba profundamente cuando por
fin llegaron al bosque.
Y la voz no fue necesaria para que Miku
hiciese un gesto indicando a Qartan que se quedase quieto, que ella
pronto volvería.
Lo hizo bastante tiempo después, con
algo que arrastraba por el suelo.
Era un bastón, un precioso bastón que
Miku había tallado para él.
Al cogerlo y mirar con ojos húmedos a
la pequeña, la voz volvió a sonar, fuerte y clara esta vez, sin
viento que la acompañase, para informar a Qartan de cual debía ser
su cometido, a parte por supuesto de cuidar de lo que por el momento
era una joven bruja con más poder del que se podía intuir.
Continuará...
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Bien! aunque Miku sigue siendo un gran misterio. ¿Escribirás sobre ella?. Pero eso si, mi favorito sigue siendo Herzel, ya que creo que es que peor lo ha pasado. Sigue así.
ResponderEliminar¿Sobre Miku?
EliminarQuizá en el capítulo 4.
Hêrzel dará muchas sorpresas, seguro.
¡Un abrazo!
Bravo Víctor! Me inquietaba la historia de Qartan, y ya por fin la he conocido. Me intriga Miku y su pelo verde, esta brujita va a ser la clave en muchas cosas, me lo huelo!
ResponderEliminarQuiero más! ;) venga, a escribir más capítulos! :) un saludo!
De Miku sabremos más adelante... De momento hoy toca capítulo 4 con diez nuevos episodios ^^
EliminarSaludos Hada.