Agazapado y presa del pánico,
dibujo en mi lienzo
las palabras que jamás arderán,
de la hoguera de mi esperanza,
las llamas jamás se apagarán.
Solo y perdido, camino en círculos,
aguardándome a mi mismo, suspirando
por mi aura,
trabajando para poder cortar la leña
del bosque de mi consciencia,
que me sirva para invocarte y quererte
como años atrás,
y al encenderse me traiga el calor con
el que solo se vivir.
Mientras dure el invierno
y prevalezca la soledad
de mi convicción que nada me saque,
que lejos queden las sombras de la
oscuridad,
pues las llamas jamás se apagarán.
Un gran poema amigo, que nunca se apaguen las llamas de la esperanza pues nos da fuerzas para seguir adelante..
ResponderEliminar¡Abrazos!
Tú lo has dicho ;)
Eliminar¡Me alegra que te haya gustado!
Un fuerte abrazo.