Era de noche y la tienda de animales
permanecía cerrada.
Un frío intenso arremetía contra las
diferentes especies, pero en un rincón de la tienda, en la zona
reservada para roedores, una cálida luz emanaba de una de las
jaulas.
Una nueva esperanza había nacido.
Al llegar la Navidad la ratita tenía
apenas dos meses, tal era su belleza y su encanto que cuando la
hermana de un solitario sujeto la vio, no tuvo dudas de cual sería
el obsequio para su hermano en esas fechas.
Sorprendido e ilusionado al recibir el
regalo, una flamante jaula con todo tipo de accesorios, el hombre
cayó en la cuenta de la esperanzadora magia de la vida al levantar
su hermana un puente en miniatura y descubrir en su interior,
agazapada, una preciosa hámster llamada Hope.
Al día siguiente a la Nochebuena, el
hombre sacó a la ratita de sus aposentos para jugar con ella.
Era un encanto. Gateaba por su mano
escalando entre sus dedos, hasta posarse en su hombro y olfatear su
oreja.
En su hogar, la alegría de una época
feliz vino de parte de una esperanza que Hope irradió nada más
nacer en la tienda.
Ahora si!! Precioso breve lleno de luz y esperanza, porque hasta un diminuto ser peludin puede arrancar la ternura y el instinto de protección que llevamos dentro. Feliz Navidad
ResponderEliminar¡Gracias, me alegra que te haya gustado! Feliz Navidad :D
EliminarHola, Carlos, se me había escapado tu relato, al leer el segundo he visto este también, muy bonito y tierno
ResponderEliminarGracias, me alegra que te guste.
Eliminar¡Un abrazo!
Ohhhh!!! Muy dulce. Es impresionante lo que un roedor puede provocar. Un abrazo Víctor
ResponderEliminar¡Gracias por leer y comentar!
EliminarMe alegra que te guste, un abrazo
Qué linda historia Victor, la dulzura de las mascotas; una vida, una compañía...
ResponderEliminar¡Gracias Diana!
EliminarMe alegra que te guste
Muy bueno, a veces algo muy pequeño puede ser la diferencia entre estar bien o estar mal. Un saludo.
ResponderEliminar¡Gracias, ni que lo digas!
EliminarSaludos Federico