domingo, 2 de agosto de 2015

El castigo del señor Newman



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Su barca hinchable se hundía.

El sol también partía sumiendo el océano en una oscuridad cada vez mayor.
El señor Newman no sabía qué hacer, pues rodeando la barca en círculos más y más cerrados, una serie de aletas le advertían de que no le quedaba mucho tiempo.

Se asomó para tratar de discernir el tamaño de aquellas bestias que pretendían devorarle.
Una boca gigantesca se abrió revelando unas fauces temibles que provocaron su irremisible caída al agua.

Pero no hubo un final en todo aquello, sino el inicio de una serie de empujones que hundían progresivamente su cuerpo en el cada vez más frío océano.
Le faltaba el oxígeno, pero no acababa de ahogarse.
En lugar de eso persistía una horrible sensación por todo su cuerpo, como si un cosquilleo asociado a un gran mareo quisiese llevarse su conciencia.

Lejos de permitirlo, los seres cuyas aletas había observado durante tanto tiempo mordisqueaban sus dedos y extremidades, arrancando pequeños trozos que le devolvían a la cruel realidad.

Pasado mucho tiempo, tuvo la certeza de que aquello no era un sueño.

El señor Newman, pescador furtivo, asistía al castigo merecido que sus aguas saqueadas habían ideado para él.

18 comentarios:

  1. El kkarma, hay que tener cuidado con él. Genial relato. Un abrazo.

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    1. Cierto.
      Gracias María, me alegro de que te haya gustado.
      Un abrazo.

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  2. Vaya momento de pánico, saber q llega tu final, buscando salidas sin hallarlas...qué angustia...muerte lenta y siendo consciente de ella. Guay Víctor! Un abrazo!

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    1. La sensación de ahogo es uno de los horrores más grandes que contemplo.
      Me alegro de que te haya parecido guay, ¡Un abrazo para ti también!

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  3. Como ha dicho María, el Karma.
    Excelente micro.

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  4. Angustiante microterror, Víctor. El cazador furtivo acaba devorado por los depredadores del mar. Quien juega con fuego se quema.
    Saludos, compañero.

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    1. Me alegra que te haya resultado angustioso.
      El señor Newman se lleva su merecido...
      ¡Un saludo Edgar!

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  5. Impactante.
    Que final más cruel.
    Pensé que iban a mordisquear la balsa inflable.
    Debe ser terrorífico estar a la deriva, en esas condiciones, caer al mar, ahogarse y morir descuartizado.
    Se me congela la sangre.
    Un abrazo.

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    1. Gracias Lucía, esa era la idea, dar un merecido fuera de lo común a ese pescador...
      Me alegro de que te haya resultado cuanto menos cruel.
      Un abrazo.

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  6. Una dulce venganza... o salada venganza. Un micro con el que llevas al lector a pensar exactamente lo que quieres. Nos pones en la piel de ese hombre que se encuentra en una situación de vida o muerte, más bien de muerte, en una barca que se hunde y rodeado de temibles aletas, nos haces sentir miedo y compasión por él, y luego, al final, esa compasión se convierte en repulsión cuando nos damos cuenta de lo que es, y nos alegramos de que le este ocurriendo aquello (qué malvado y sádico ha sonado eso, pero es lo que se siente con ese último párrafo revelador). Muy buenas descripciones que hacen que se vea todo con claridad.
    Saludos, Victor.

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    1. Salada venganza desde luego :)
      Me alegra que con un simple micro hayas podido analizar todo ese proceso que comentas.
      Lo que realmente quería transmitir sobre todas las cosas era la sensación de eterno ahogo, algo que al menos para mi se me antoja espeluznante.
      Un saludo Ricardo, ¡Gracias por leer y comentar!

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  7. Muy bueno, ojalá todos los cazadores furtivos y maltratado res acaben así

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  8. Exquisita venganza. Buen micro con descripciones detalladas en pocas palabras.
    Un abrazo.

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