jueves, 13 de agosto de 2015

Detén el tiempo



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Que difícil es detener el tiempo cuando el reloj de la vida avanza más y más en su carrera hacia ese desconocido instante donde ya no estaremos.
En nuestras cabezas muchas cosas se dicen y otras tantas no. De las que se dicen prácticamente todas van sujetas a un estado de ánimo o a un cúmulo de las circunstancias que nos rodean eventualmente. De las que quedan en el tintero... El tiempo avanza y avanza, y en ocasiones las engulle mientras que en otras las deja salir ya transformadas, sin esa pureza que otorga el corazón a los sentimientos cuando éstos nacen llenos de luz.

Podría decirse que uno no se encuentra en su mejor momento desde hace ya años, en una especie de carrera hacia ninguna parte donde lo único que realmente cambia son las agujas de un repetitivo reloj ansioso de devorar más días, meses y años.
Un tiempo en el que queda engullido aquello que realmente quieres decir, dejando escapar nada más que la engrasada negatividad de un macabro engranaje.
El engranaje que ha de permitir alcanzar ciertos objetivos, siempre lejanos y siempre diferentes, gotea la negatividad resultante de no conseguirlos, de no encontrarse en el lugar ni el momento adecuados como para dejar ver ni que sea un atisbo de lo que una vez brilló con luz original.

¿Cómo uno no va a amar a su propia familia?
Una madre a la que en cada ocasión te gustaría tratar con el suave respeto que se merece para así ayudarla a afrontar un laborioso día a día en el que quedase patente que valoras todos y cada uno de los segundos de esfuerzo mental y físico que ha empleado para verte caminar.
Un padre que navega entre sus rarezas pero siempre mantiene la constante de mirarte a los ojos como si ninguna de tus putrefactas heridas estuviese ahí, mientras por otro lado hace lo posible por que se sean sanadas.
Una hermana que pelea en su juventud para dentro de sus posibilidades hacer llegar algo de luz a donde sabe que normalmente solo hay egoístas sombras.
Así pues, una familia que, unida, quiere hacerte caminar sano por el sendero de la luz.
¿Cómo uno no va a amar a su propia familia?
Es imposible, pero otra cosa muy diferente es cómo detener el tiempo.

Cómo encontrar ese instante para respirar y ver las cosas en perspectiva, lejos de los vanos conflictos que cuando el viento de la muerte sople desaparecerán como polvo en una ventisca.
Cuando de nosotros solo queden las cenizas, será entonces cuando haber sabido detener el tiempo para disfrutar de una tarde en la playa, de una comida juntos o simplemente de dejar fluir la luz de un sentimiento cobrará importancia real.

A veces en la persecución de estos momentos nos cegamos, sin embargo.
Pues los sentimientos simplemente están. No se pueden ni usar, ni tergiversar ni manipular.
¿Cómo uno no va a echar de menos a su mujer?
Una adorable persona que llena noches de pesadillas de un nuevo aroma que te conduce a despertar feliz.
Una compañera en vida que llena de aplomo cuando tus fuerzas flaquean.
La otra mitad de un corazón que por el camino ha sido destruido, que ha destrozado a su vez cegado por la ambición de una enfermiza escalada, y que hace que tu interior brille de nuevo con la ilusión de viejos días.
Ilusión por vivir, esperanza por construir.
Responsabilidad por el buen hacer.
¿Cómo uno no va a amar a su mujer?

Negar el amor es imposible. No con actos.
A no ser que no encontremos esa fracción de segundo, ese fugaz instante, en el que detener el reloj de la vida nos de la capacidad de expresarnos como solo la perspectiva de lo que en verdad importa nos deja hacer.

8 comentarios:

  1. La familia, lo más importante, en lo bueno y en lo malo. Un abrazo.

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  2. Un relato en el que reflejas la vida tal como es, aunque los matices sean diferente según las personas. Un saludo

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  3. El amor y el tiempo no siempre van de la mano, pero cuando amamos de verdad, notamos que el tiempo pasa más deprisa y no se detiene ni para saborear algunos de sus segundos, Me gusta lo que escribes y como te expresas, un abrazzo

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    1. Los mismos segundos que más adelante echamos de menos...
      Gracias Concepción, me alegra que te guste lo leído, ¡Un abrazo!

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  4. ;)) La familia siempre va a estar, tus seres queridos siempre serán el gran apoyo, incondicional, siempre.

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