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Al abrir los ojos Matthew se encontró
contemplando unos preciosos pies que pisaban una verde y fina hierba.
La temperatura era muy agradable.
– ¿Estás bien? – La voz provenía
de justo encima suyo. Se alzó y contempló como una chica
aparentemente de su edad, de bello rostro, le miraba sonriente. La
voz era inconfundible.
– ¿Dónde están tus alas? –
Inquirió Matthew.
– Ya no las podré tener al crecer
tanto, pero no me importa. Ahora estaré junto a ti.
La chica era muy simpática. Matthew se
vio sorprendido cuando, con un movimiento ágil, ésta le quitó la
ropa de invierno argumentando que ya no la necesitaría.
La primavera sería su estación.
El joven lo comprobó nada más echar
un vistazo a su alrededor. Un luminoso verde decoraba todo donde
pusiese la vista.
Le parecía que había pasado una
eternidad desde que partió de casa de su abuelo en busca del hada
que ahora se personificaba como una agradable joven.
Mientras ella lo invitaba a jugar por
los claros del bosque, Matthew sintió pena por Robert. Le había
dejado atrás, y eso era algo que él nunca haría.
No obstante, pasaban las jornadas y el
otrora hada jugaba y jugaba con Matthew.
Éste siempre la miraba a los ojos,
mostrando muchas veces su ingenua felicidad.
De ese modo nunca se percataba de que
el color violeta que lucía en el contorno de su ombligo aterrizaba
en el naranja fuego que ardía en sus extremidades.
– ¡Mira lo que la luz nos da! – Su
risa parecía sincera y jovial. – ¡Mira para cuánto ha servido tu
sacrificio! – Matthew reía junto a ella, asintiendo.
Se cogían de las manos y daban vueltas
y vueltas, corriendo en todas direcciones, como hipnotizados por una
música inaudible que lo inundaba todo de una especie de magia.
Hasta que, al lado de un arroyo, todo
pareció detenerse cuando, accidentalmente, las hojas que tapaban los
senos de la joven cayeron, revelando dos pequeños y firmes pechos
que ella no tuvo ninguna vergüenza de seguir enseñando.
– Me gustas mucho, Mattew... – Ella
pronunciaba esas palabras casi en un susurro, pero solo obtenía por
reacción en Matthew que éste se alejase con tímidos pasos hacia
atrás.
– ¿Yo no te gusto? – Ponía cara
de pena mientras su mirada permanecía clavada en la de Matthew, como
estudiando sus pensamientos.
De pronto él pensó en Robert, de un
modo tan claro que la joven se puso a llorar.
– ¿Qué ocurre? Me gustas mucho como
persona... Podemos ser amigos... – La joven apartó de un manotazo
la mano que Matthew pretendía apoyar en su hombro y salió
corriendo.
Matthew quedó estupefacto, y cuando
quiso ir a por ella, fue Robert el que apareció de entre los
matorrales.
– ¡Matthew, por fin te encuentro!
– ¡Robert, te he estado esperando
todo este tiempo! – Robert sonreía de un modo que Matthew nunca
había visto. Tan cálido, tan cercano...
Para su sorpresa, ocurriendo todo muy
rápido, Robert le besó introduciendo su húmeda lengua en su boca
entreabierta, cogiendo su trasero con fuerza y cayendo ambos sobre el
suelo.
Matthew quería preguntarle acerca del
tono violeta de su estómago, pero se encontraba víctima de un
éxtasis que solo hacia que multiplicar su deseo más y más.
Apenas se percató de que la lluvia
torrencial caía sobre ellos y que los relámpagos y los truenos
hacían las veces de banda sonora cuando Robert hincó las rodillas y
los brazos en el suelo, dándole la espalda.
A cada relámpago Matthew penetraba a
Robert, sin fijarse que el rostro de éste tenía los ojos en blanco,
y gemidos de ultratumba que quedaban camuflados por los truenos
sonaban una y otra vez.
Cuando el verano llegó de nuevo, el
verdadero Robert apartó las ramas al sur del claro donde se
encontraba Matthew y se echó las manos a la cabeza.
Matthew practicaba sexo con una bestia.
Quiso detenerlo gritando con todas sus
fuerzas, pero un relámpago cayó entre ellos cuando Matthew gimió
de absoluto placer y ambos cayeron al suelo.
Robert se levantó de inmediato. No
había ni rastro de la bestia.
Se acercó cauto a su amigo.
– Matthew, te he estado buscando todo
el día...
– Maricón de mierda querrás decir.
– Robert se puso en guardia en ese momento, en el fondo de la
mirada de Matthew un naranja fuego aún resplandecía.
– Comenzó la tormenta y temí lo
peor al saber que habías salido...
– ¿Te refieres a la tormenta de las
cuatro estaciones? – Robert quedó sin palabras. – Una mera
trampa de caza, mortal. Ahora, ya tengo un cuerpo.
Robert dio un paso atrás y, con dedo
tembloroso, apuntó a lo que fuese que tenía delante.
– ¿Quién eres y qué has hecho con
Matthew?
Los pasos de aquel engendro, junto a su
continua carcajada, dejaron petrificado a un Robert que no supo qué
hacer.
No supo durante un buen tiempo qué
decir, ni a quién contárselo.
De modo que finalmente decidió
aprender por su cuenta.
Uno de los primeros libros con los que
se hizo le costó una fortuna, y en su contraportada varios cientos
de nombres se superponían para dar la forma de un tipo de bestia
demoníaca.
Gärgólum, era uno de ellos.
FIN DE LA SEGUNDA PARTE DE CRÓNICAS DE GÄRGÓLUMS
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Final inesperado! Qué bueno! Me ha gustado muchísimo! Lo bueno es que continúa...esto de los Gärgólums tiene enganche! Bravo Víctor! ;)))))
ResponderEliminar¡Gracias Hada!
EliminarMe alegro de que te haya gustado el final.
Y parece que esto va para largo...
Un abrazo ;)
Esta vez he de confesar que me has sorprendido y muchas de las cosas no me las esperaba. Esto cada vez pinta mejor
ResponderEliminar¡Bien!
EliminarMe alegra que te haya sorprendido el desenlace, pronto a por la tercera parte ^^
Un abrazo Silvia
¿ Cabalgando entre géneros ?. Con esta segunda entrega el autor nos transporta de la ciencia ficción al relato fantástico estableciendo un nexo de unión entre ambos géneros. Uno se identifica con el pobre adolescente mientras la terrible tela de araña se va tejiendo a su alrededor y, conociendo de la primera entrega con quien se la juega, espera que algo ocurra para su salvación. Craso error, no tratamos con personajes amables y simpáticos, tratamos con entes terribles con una capacidad de seducción y engaño tremendas. El insulto final demuestra a las claras su capacidad de manipulación emocional. A lo que iba, esta segunda tanda de capítulos nos adentra en el inicio de las peripecias de Robert y augura toda una serie de visicitudes y situaciones a cada cual mas emocionante. ¿ Cómo conseguirá Robert llegar a viejo interacción ando con esos poderosos entes ?. A favor del autor hay que constatar que la emoción va in crescendo y mantiene el tono ágil y vital desde el principio. Consigue que esperemos con ganas la continuación de esta historia. Enhorabuena pues.
ResponderEliminarPronto la tercera parte.
EliminarDe momento la vida de Robert va a ir sujeta al género de terror y suspense.
En efecto Matthew no ha corrido la misma suerte que Thomas en la primera parte de estas crónicas, los Gärgólum son difíciles de derrotar.
Gracias por leer y comentar, un saludo!