Clicka aquí para ver dónde está alojada la imagen
Podía caminar bajo el agua.
Dando saltos por las profundidades,
siempre iluminado por el claro de luna que atravesaba la superficie
del océano, se adentraba paulatinamente en un lugar que le recibía
con intensos colores en los arrecifes de coral que cruzaba.
Esas selvas de mar, como se los
conocía, eran de por sí un espectáculo majestuoso dada la
inmensidad que abarcaban en un mundo desconocido para los ojos de
Thomas.
Éstos se habían adaptado
perfectamente a la visión subacuática, y su respiración no parecía
requerir esfuerzo alguno para poder desplazarse a su antojo en ese
lugar.
A lo que no se iba a acostumbrar nunca
su mirada era al espectáculo de belleza que nació de pronto en
todas direcciones, consistente en cientos, no, miles y miles de
peces, moluscos, crustáceos y demás que añadían, más aún, color
y movimiento a la preciosa escena.
Como en un buen sueño Thomas se quedó
parado, aún con la imagen de Joana en mente y las misteriosas
palabras de la luna en la cabeza, y comenzó a intentar tocar cuanto
le rodeaba.
Las diferentes especies no le tenían
miedo.
Podía deslizar sus dedos por el
lateral de anaranjados peces payaso, para después aterrizar en el
liso gris azulado de una preciosa estrella de mar.
Fascinado como estaba, apenas escuchó
el susurro que le llegaba a los oídos.
Prestando algo más de atención, la
voz se hizo más clara e intensa.
– ¿Puedes ver lo que yo veo?
Thomas no podía hablar, estando como
estaba a muchos metros bajo el agua, pero asintió tanto con la
cabeza como con el pensamiento, haciendo una prueba.
– Sí, Thomas... – La luna rió en
ese punto, era una risa agradable y cercana. – Puedo leer tu
pensamiento.
Ya jugaba con lo que habitaba el fondo
marino e intercalaba su experiencia con vistazos a esa luz lunar que
le estaba conduciendo por un delicioso paseo, cuando de pronto lo que
dijo dejó a Thomas bien frío.
– Me miras como si fuese inmensa a tu
lado.
<< ¿Es que acaso no eres la
luna? >> Pensó.
De nuevo la risa que antes había
relajado a Thomas, esta vez con efecto contrario.
– No, no lo soy.
El corazón de Thomas latía fuerte en
su pecho.
De pronto sentía ganas de despertar de
aquello, pues sabía perfectamente que era del todo imposible que
estuviese viviendo una aventura de tamaño calibre.
Pero no despertaba.
Frente a él, el fondo marino se abría
revelando en el cercano horizonte que contemplaba Thomas bancos de
peces de todos los colores imaginables realizando unas piruetas que
le mantenían en el filo que separa la contemplación de la
preocupación.
– No temas, Thomas.
Ya no sabía por qué miraba a la luna
o la luz que reflejaba cuando le llegaba esa voz ni de hombre ni de
mujer, esa voz tan peculiar, tan bella y misteriosa.
La respuesta no tardó en llegar.
– ¿Te gustaría venir a verme? Estoy
aquí, lejos, sobre ti.
Thomas recordaba muy bien las palabras
que esa voz había pronunciado.
Afirmaba haber “visto pasar” a
Joana.
De modo que asintió sin dilación para
así poder resolver ese misterio, con la esperanza secreta de poder
volver a ver a su mujer, a abrazarla y contarle lo mucho que había
sufrido por ella y lo mucho que la amaba.
La belleza de Joana era tal que Thomas
no había quedado más boquiabierto ni siquiera en el paseo bajo el
claro de luna de aquella extraña velada.
De acuerdo, relájate por favor.
Sintió como si una marea se lo llevase
lejos, muy lejos y flotando como si se tratase de un astronauta
entrenándose comenzó a ver pequeñas burbujas emerger del ya lejano
suelo oceánico.
Cuando le alcanzaron, contempló los
oscuros horizontes que le rodeaban, donde especies mucho más grandes
y amenazadoras que las que había visto parecían no poder cruzar el
umbral que les dejaría amparados también por el claro de luna que
protegía a Thomas.
Trató de relajarse.
Flotaba, pero ya no sentía la
sensación de estar bajo el agua.
Poco después se durmió.
Para leer el siguiente capítulo clicka aquí
Para leer el capítulo anterior clicka aquí
Qué bonitas descripciones! Y qué sensación más increíble poder estar bajo el mar disfrutándolo así. Esa voz misteriosa...a ver quién es el o la que arrastra con mareas y oleajes a Thomas...yo me declino por dos argumentos pero...esperaré a ver si acierto o no...un saludo! :)
ResponderEliminar¡Gracias Hada! No sabía si había logrado describir bien el escenario que imaginaba...
EliminarEn cuanto a la voz, eso se sabrá a lo largo del día de hoy, en el tercer capítulo de este relato.
¿Dos argumentos eh? Hm... Veremos si aciertas, ¡Un saludo! :)))
Ayyy no quiero decir quien creo que es esa voz, pero no me parece nada bueno... Bonita historia, es como un cuento. Me está gustando mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarJeje en el tercer capítulo ya se irá desvelando el misterio.
EliminarMe alegro de que te resulte semejante a un bonito cuento y que te guste.
Un abrazo María.
Me da mal rollo XD Demasiado bonito, me da que esa voz no es nada bueno al final o puede que yo solo piense en dramas XD
ResponderEliminarJejeje, que desconfiada ò.ó me alegra que te resulte bonito por el momento.
EliminarUn abrazo!